El especialista aclaró que lo que le pasó al peso argentino contra el uruguayo ya le había pasado antes «contra el peso mexicano, cuando acá el dólar pasó la barrera de los $20» y que la explicación a tal pérdida de valor frente a monedas similares radica en una política monetaria que ha sido muy expansiva en la última década y media.
«La base monetaria argentina se multiplicó por 41 desde 2003, mientras el mismo agregado monetario uruguayo lo hizo por 7. Por este motivo, no es casual que, 15 años después, nuestro peso valga menos», aclaró Fernández, quien explicó que el peso recibió además un doble castigo al haber estimulado el sobrante monetario, que estima en el orden de los 5 puntos del PBI, la corrida cambiaria.
«El peso hace rato perdió la capacidad de reservar valor para sus tenedores, cuestión que se ve agravada por las mayores expectativas de devaluación e inflación, lo que empuja a los tenedores a intentar deshacerse de ellos cuanto antes, ya que descuentan -de manera racional- que valdrán menos en el futuro inmediato», indicó en relación a la debilitada demanda de pesos actual.
A su vez, advirtió que el repudio al peso es una pésima noticia en momentos en que el
Gobierno se embarcó en desarmar la «bomba» de Lebac. «Es lo que hace pensar que el tipo de cambio, al menos en el corto plazo, no tiene techo, ya que dependerá de la cantidad de pesos que los agentes quieran mantener, una variable, al menos en este escenario, inestimable», concluyó.