El pragmatismo de Bordet y la resurrección de Urribarri. Gustavo Bordet aprovechó su momento sobre las tablas del escenario nacional y dejó una máxima, que ahora habrá que ver si el resto del peronismo recoge como propia. «Si el fruto del consenso es Cristina, estaremos con Cristina. Si el fruto del consenso es Lavagna, estaremos con Lavagna. O si es Sergio Massa, estaremos con Massa. Más allá de los nombres, lo importante es ver hacia dónde vamos en el país».
Ese pragmatismo, que no se malentienda, debe ser visto como una cualidad, seguramente lo lleve también a aceptar que Urribarri lidere la lista en las próximas elecciones nacionales, tal vez como candidato a diputado. Así como Bordet hizo el fino trabajo de limar la imagen del ex gobernador -la verdad es que tampoco tuvo que hacer tanto esfuerzo- para luego dejarlo de lado, no dudaría ahora en reivindicarlo si a su entender ese es el precio a pagar como prenda de la unidad. Sobre todo si Cristina Kirchner termina siendo la candidata del peronismo.
«Bordet entiende y muy bien que el fin último de su partido es el poder y no mucho más»
En su momento dijimos, y lo volvemos a repetir, que Sergio Varisco no estaba moralmente habilitado para ser candidato. Ahora, casi con seguridad el electorado le terminará haciendo pagar sus pecados y estará bien merecido. Lo mismo sucede con Urribarri. Que Bordet quiera hacer la vista gorda porque le conviene no nos hará cambiar de opinión a muchos, muchísimos, quienes creemos que Urribarri no debe ser candidato. Si bien todavía no tiene ninguna condena en firme, el exgobernador – y varios de sus parientes y secuaces- han dejado sus huellas dactilares por todos lados.
Que Urribarri no se vea obligado a bajarse, o pueda volver a subirse a este proyecto de peronismo renovado, solo puede llevarnos a pensar que tal renovación no existe y que los cambios han sido solo cosméticos con la sola idea de hacernos pensar que lo de ahora era algo mejor y diferente.
«Promover a Urribarri al tope de una lista electiva en octubre seria tal vez un acto de pragmatismo pero también de indecencia»
En definitiva, llegado el momento la decisión no se tomará sobre la base de ideas ni de proyectos de país. Es que sucede que desde hace mucho tiempo el peronismo está flojo de papeles en esos frentes. El único hilo conductor que todavía une a Bordet con muchos de sus compañeros es la posibilidad y el deseo de ejercer el poder, solo eso. De ahí que un pragmatismo descarnado sea tal vez el mejor atributo posible para sobrevivir coyunturas complicadas como nos han venido tocando desde hace mucho tiempo.
Sin dudas sería una contribución muy positiva para la provincia que Gustavo Bordet quiera ser recordado no solo por su pragmatismo sino también por su decencia. Y cualquier político que se precie de ser o querer serlo no debería nunca más compartir y mucho menos promover una lista con Sergio Urribarri. Aunque cueste. A veces la decencia cuesta votos, hace perder elecciones, pero definitivamente deja dormir bien a la noche.
El Entre Ríos, a punto de cumplir 136 años de vida, en los que siempre ha respetado la libertad de expresión y la pluralidad de miradas, reproduce a continuación, de manera textual, la nota firmada por Sergio Urribarri (*):
La agresión ignominiosa al gobernador Gustavo Bordet y a mi persona que publica El Entre Ríos es apenas un síntoma de lo que advertimos acontece en numerosos medios afines al macrismo, a medida que el gobierno nacional, y con éste su principal atributo político, la mentira, se derrumban a pedazos.
Así como los vemos correr desesperados a producir candidaturas muleta para distraer a la gente de su definición a favor de Cristina Fernández de Kirchner, siguen pretendiendo instrumentar la caza de brujas y el carpetazo político judicial como si no se estuviera precipitando escandalosamente al abismo junto con el gobierno la credibilidad de un sector de la justicia cuyas maniobras ligadas al espionaje y a la ilegalidad van quedando cada vez más en evidencia
Diariamente sucede que, luego de padecer oscuras pesadillas promovidas por la ansiedad que provoca la incertidumbre de no saber cómo sobrevivir ante una caída estrepitosa que levanta polvareda por todos lados, un sector de la prensa pretende subsanar el insomnio destilando veneno por los cuatros costados en editoriales como la de El Entre Ríos, en la que toma como destinatarios al gobernador, a mi persona y al peronismo en general.
No voy a defender a Gustavo Bordet, ya que un dirigente que tiene el 59 por ciento de respaldo electoral de los entrerrianos no necesita defensa, aunque ello no quiere decir que esté libre de ataques y ofensas como los que el medio profiere. Es claro que el gobernador y el peronismo quieren el poder. No se los piden prestado al FMI ni a la oligarquía. Es claro que tienen ideas. Tanto para sostener el peronismo en el gobierno en la provincia, como para llevarla a buen puerto en medio del desastre económico y social generalizado en el que el macrismo sumió a la Argentina. Es claro que las ideas que hicieron del nuestro un país democrático, justo, libre y soberano, distinguido en el mundo, salieron del peronismo y se gestaron en los gobiernos de 1945/1955 y 2003/2015. Está claro que hoy nos gobiernan las ideas del colonialismo y la entrega del FMI y sus recetas, ante un presidente que balbucea el libreto que le imponen desde afuera. Y de esto -fácilmente advertible hasta para un infante y motivo de vergüenza ajena como ciudadanos- medios que nos agreden no opinan nada.
No sorprenden las expresiones de la nota de este jueves en un medio en el que una pluma escondida detrás del seudónimo “Rubén Denis” sale anónimamente a atacarnos ante el contundente resultado electoral. La familia Maxit, dueña del medio y encargada de establecer la línea editorial, se ha caracterizado históricamente por su profundo antiperonismo. De allí que, de forma sistemática, se ocupe de embestir contra la dirigencia de nuestra fuerza política. Desprecian a los gobiernos populares y no soportan ver al peronismo unido en pos de volver a tener un gobierno nacional que garantice los derechos del pueblo y recupere la justicia social en nuestro país.
Uno de los integrantes de la familia, Alejo Maxit, es un alto funcionario del gobierno nacional, de modo tal que se entiende porqué este medio defiende los intereses del macrismo y busca favorecerlo a través de sus publicaciones. Un gobierno nacional que está implementando un ajuste descarnado sobre el pueblo argentino, que sumado a la recesión, empuja a millones de ciudadanos a la pobreza y a la indigencia. Un gobierno nacional que endeudó al país en 187.000 millones de dólares, cifra récord en el mundo de “deuda nueva”; que llevó la desocupación al 9,1 por ciento (casi llegando a los dos dígitos); que ha cerrado miles fábricas; que ha recortado recursos a la ciencia y a la tecnología; que ha dejado a jubilados sin remedios; y que ha llevado la pobreza al 32 por ciento.
Su objetivo es deslegitimar y borrar de la memoria colectiva todo lo que hicimos en esta provincia: 154 escuelas nuevas, uno de los dos mejores centros de medicina nuclear del país, hospitales, la estación transformadora de energía que da autonomía por 20 años a la provincia, cientos de kilómetros de rutas nuevas y repavimentadas, 15.000 soluciones habitacionales, tres centros de convenciones, 1.700 kilómetros de fibra óptica, el surgimiento de cientos de pymes, el incremento del PBI en sintonía con las otras provincias de la Región Centro, y el mejoramiento de todos los indicadores económicos y sociales, entre muchas otras obras y acciones.
Eligen atacarme y jamás se refieren a la investigación minuciosa, profunda y sin límites que han realizado sobre mi persona desde el primer minuto desde que finalicé mis ocho años de gestión. Desde ese día hasta hoy, en tres años y medio, no han dejado absolutamente nada sin investigar. Porque lo cierto es que se han requerido informes a la UFI, a la AFIP, al Banco Central, al Ministerio de Economía y Hacienda, a la Dirección de Migraciones, a todos los registros de la propiedad de todo el país, a todos los escribanos de la provincia, a todos los registros de automotores, a todos los registros de embarcaciones, a todos los registros de aeronaves, y no se encontraron irregularidades. Tal es así que no he sido llevado a juicio.
Teniendo en cuenta todo lo dicho, si El Entre Ríos, en el pleno ejercicio de la libertad de expresión, pretende perjudicarnos a mi figura y a la del gobernador, está en todo su derecho. Es en ese marco que ejerzo mi derecho a réplica, para blanquear los intereses de este medio a la hora de expresarse e informar a la ciudadanía. Para que quienes elijan leerlos sepan cuál es la verdad relativa que reflejan y, desde ahí, puedan sacar sus propias conclusiones.
Sergio Urribarri
(*) N. del Editor:
Si bien los artículos de opinión no tienen derecho a réplica, abrimos nuestros espacios a la “réplica” que no es tal efectuada por el señor Sergio Urribarri.
Lamentamos la alusión imprecisa a la “familia Maxit” por ser ésta un tronco del que se han ido desprendiendo muchos vástagos, entre los cuales están los descendiente de Ricardo Segundo Maxit, quien supo ser con dignidad director de este medio.
El único reparo que consideramos necesario hacer a la réplica es que ni “El Entre Ríos” ni los descendientes de Ricardo Segundo Maxit, como también él lo fuera, no somos “anti nada”, sino que respetamos y estamos siempre abiertos y bien dispuestos ante todos lo que consideramos correcto y sensato, y extendemos ese respeto y apertura a quienes se pueden sentir molestos por nuestra prédica elevada, como lo es también las de nuestros columnistas. Y en cuanto al peronismo, el juicio que el mismo nos merece se ha mantenido invariable a través de nuestra línea editorial, en la que siempre en forma que ha buscado ser objetiva y razonable nos hemos limitado a intentar separar la cizaña del trigo.