Benavidez fue apartado de su función de párroco en San Ramón Nonato por «conductas inapropiadas». La disposición, resuelta por Puiggari, se materializó el lunes 10 de junio.
La ida del cura se produjo al difundirse audios y chats privados que darían cuenta de contactos del sacerdote con hombres a quienes pagaba por sexo.
No obstante, un exseminarista relató los acosos que soportó a finales de la década de 1990 en la parroquia Nuestra Señora de Luján, de Paraná, de parte de Benavídez, y el ofrecimiento de dólares que le hizo a cambio de sexo.
El changarín aportó en su denuncia un dato: dijo que en febrero fue donde el sacerdote para solicitarle ayuda para encontrar un trabajo. Le pidió, explicó, que evaluara la posibilidad de contratarlo como ordenanza en el Instituto San Francisco, que depende de la parroquia San Ramón, y que esa vez el cura le solicitó que presentara un curriculum. Pasó el tiempo, no tuvo novedades, y entonces decidió ir a la casa parroquial y consultarle a Benavidez qué había pasado. Fue entonces cuando, en un encuentro en la habitación del sacerdote, éste le pregunta si sabía hacer masajes. Sánchez dijo que no, pero la charla siguió y derivó en un acuerdo: le haría masajes al sacerdote a cambio de $1.000. Eso hizo. Aunque también contó haber tenido sexo con el cura.
La relación continuó, aunque el trabajo en la escuela nunca se concretó. El changarín dijo que eventualmente se encontraba con el sacerdote y que éste le entregaba «mercadería», y que sólo una segunda vez le hizo un aporte de $300, aunque sólo para comprar carne, revela el sitio Entre Ríos Ahora.
La denuncia del changarín se dio después de que el caso del cura se mediatizara, y tras haber atravesado una trámite judicial complicado. Sánchez fue denunciado por quien fuera su abogado defensor, Juan Orlandi, secretario técnico del Hospital San Blas, de Nogoyá. Orlandi refiere haberle prestado $30 mil que nunca pudo recuperar. Lo denunció en Tribunales y Sánchez fue imputado por estafa. El jueves 13 hubo una audiencia en la que se lo anotició de su situación procesal, y en medio le fue secuestrada una moto que había adquirido, se supone, con el dinero que le prestó Orladi.
Sin embargo, la moto le fue devuelta, y a pedido de la defensora oficial, Andrea Cavagna, fue puesta en custodia de la esposa del changarín, Paola Lescano, medida refrendada por el juez de Garantías, Gustavo Acosta.