La concesión de “Uso y Explotación” abarcaba a los dos galpones y las áreas de explanadas en la zona de Puerto de Concordia, los que debían ser desarrollados con inversiones que apuntaran a la gastronomía, espectáculos Públicos y una guardería náutica que nunca se construyó. Al punto que para las distintas exposiciones que se hicieron en el galpón norte, la municipalidad siempre tuvo que «pedir permiso» al concesionario para ocupar el lugar.
Pero este no sería el único incumplimiento en el que incurrió la mencionada firma “Puerto Principe”, ya que de acuerdo a lo señalaron funcionarios municipales que estudiaron a foto el tema, la mayoría accionaria de dicha S.A. fue adquirida por un inversor bonaerense -sin que hubiera una notificación formal a la comuna- y se nombró como “representante” a un empresario concordiense del rubro alojamiento, quien a partir de entonces se presentó como responsable del boliche B 612 y el total de la concesión.
Pero esta no fue la única “irregularidad” en la administración del espacio público, sino que en los últimos meses (nuevamente sin intervención de la comuna) los accionistas mayoritarios de Puerto Príncipe habrían “comercializado” la explotación comercial del boliche bailable a un empresario oriundo de Concepción del Uruguay. “Esto es como si un particular alquilara el castillo de San Carlos”, dijo una de las fuentes consultadas por Diario Río Uruguay, tratando de graficar lo insólito de la operación comercial.
Lo concreto es que todo este escenario colocó al municipio “en un camino sin retorno” apuntó la misma fuente, por lo que en la próxima sesión del Concejo Deliberante ya habría acuerdo del oficialismo y oposición para dejar sin efecto la concesión que está a punto de cumplir 4 años de incumplimientos y desprolijidades.