EL VIAJE. ¿Avión o auto?
Cómo llegar suele ser la primera disyuntiva. Corren con ventaja los que se anticiparon y compraron los pasajes con tiempo: sobre la hora, conseguir ofertas no es muy viable.
La región tiene dos aeropuertos principales: Navegantes es el más cercano al Balneario Camboriú (a 35 kilómetros) y recibe vuelos de Gol, Latam y Azul que para diciembre-enero van de 445 a 560 dólares. Desde el aeropuerto el traslado a Camboriú cuesta a partir de 16 dólares por pasajero, en minibuses compartidos, hasta 44 para los traslados privados (por vehículo para cuatro). En taxi, 125 reales (31 dólares). En Uber (para cuatro) el viaje cuesta desde 50 a 70 reales (13 a 17 dólares, con las habituales variaciones según horario y demanda). Lufer Viagem
Para volar a Florianópolis en diciembre-enero, los pasajes cuestan desde 270 dólares (Aerolíneas Argentinas, Flybondi y Gol tienen vuelos directos, Azul con escala en San Pablo). El mes pasado la ciudad inauguró un nuevo aeropuerto, que puede recibir hasta ocho millones de pasajeros por año en una superficie cuatro veces mayor que la anterior: su objetivo es ser el nuevo hub del sur de Brasil. Desde el aeropuerto a una localidad como Canasvieiras, en el norte de la isla, el traslado compartido cuesta 10 dólares por persona; transfer privado desde 36 dólares (vehículo para tres) hasta 58 (vehículo para 12). En Uber el traslado cuesta de 12 a 14 dólares.
El viaje en auto
La otra opción que muchos eligen es viajar en auto o alquilarlo en destino. Desde Buenos Aires hay que recorrer 1832 kilómetros hasta Camboriú (costo estimado 10.250 pesos entre nafta y peajes) y 1760 kilómetros hasta Florianópolis (costo estimado 9900 entre nafta y peajes).
Además sumar noche de hotel para los que lo hacen en dos tramos.
Para alquilar en destino, desde 22 dólares por día un auto pequeño, cambio manual y sin aire, hasta 68 por día un vehículo mediano, automático y con aire (los dos con kilometraje ilimitado). Y si se quiere ir en bus, a Camboriú el viaje dura 30 horas y cuesta desde $4600 por tramo, y a Florianópolis (27 horas, desde $4100).
DÓNDE ALOJARSE: departamento vs. hotel
Según datos de Embratur, frente a las devaluaciones argentinas (en octubre el cambio peso-real se estimaba 13 a 1, frente a los 10 a 1 de la temporada pasada) los comerciantes brasileños entendieron la necesidad de bajar los precios para no perder competitividad y por lo tanto las tarifas hoteleras también se adecuaron. Lo más conveniente, como siempre, es el alquiler de departamentos o Airbnb. En Camboriú se pueden conseguir hoteles céntricos, para dos personas, desde 60 dólares la noche con desayuno; si se elige un hotel cercano a la playa el precio se duplica hasta unos 120 dólares, siempre para dos y con desayuno. Un resort & spa como el Infinity Blue, en Camboriú, ofrece tres noches para dos personas desde 880 dólares en enero (con piscina cubierta y descubierta, zona privada de playa, desayuno y cena). En Airbnb hay habitaciones por 18 dólares la noche para dos, y departamentos completos por 50 dólares la noche.
Disfrutar del mar en familia.
Pasando a Florianópolis, los precios son semejantes: desde 120 y hasta 180 dólares la noche para un hotel cerca de la playa, para dos personas. Las opciones más accesibles arrancan en 18 dólares la habitación en un hostel, para dos, con desayuno. Si bien los mejores meses para reservar a buen precio ya pasaron -se considera entre junio y septiembre- desde mediados de noviembre también se pueden ver «liquidaciones» de hospedajes que van quedando libres, sobre todo algunos grupos de días intermedios entre fechas muy solicitadas (es una opción más adecuada para quienes viajan en su propio auto ya que suele ser muy costoso acomodar las fechas de los vuelos al alojamiento elegido).
La primera semana de enero suele ser la más cara, en febrero como es tradicional los precios bajan. En Florianópolis, hay habitaciones privadas para dos en Airbnb desde 25 dólares y departamentos enteros desde 50 dólares la noche. Como mínimo, para pasar siete noches una familia de cuatro personas, en un departamento de Airbnb ( US$ 300 la semana), se puede estimar un costo total de unos US$ 1000 por estadía incluyendo comidas y transporte local.
Gastronomía: rabas y cerveza
Después de tantos números habrá llegado por fin la hora de disfrutar de las vacaciones, pero sin olvidar algunos tips que inciden en el cálculo final: una porción de camarones en la playa va de 45 a 70 reales (11 a 17 dólares); las rabas de 40 a 60 reales (10 a 15 dólares); las papas fritas de 15 a 25 (3,75 a 6,25 dólares), las cervezas de 6 a 15 según el establecimiento y la playa (de 1,5 a 3,75 dólares).
PASEOS Y ATRACTIVOS
La Dubai brasileña
Camboriú y Florianópolis son el extremo norte y sur de la ruta favorita de los argentinos en el sur de Brasil. Están unidas por la BR-101 y las separan unos 86 kilómetros. Ambos tienen opciones para todos los gustos: desde playas muy juveniles y concurridas hasta otras más familiares o donde predomina la naturaleza. Balneario Camboriú (alias BC, distinto del municipio vecino Camboriú, que no tiene playa) es el que está más al norte de esta ruta y sufrió una notable transformación en los últimos años: su borde costero junto a la Avenida Atlántica se pobló de rascacielos y torres de lujo donde los pisos cotizan millones de dólares, con espectaculares vistas a un mar que luce siempre verde.
Recorrido por la ciudad
Algunos la consideran una mini Río de Janeiro; otros, la Dubai brasileña. En el centro de la ciudad se encuentra de todo, incluyendo playas para no tener que trasladarse más lejos, aunque las más alejadas de la ciudad son las favoritas de quienes buscan más naturaleza y tranquilidad. Quienes lleguen por primera vez pueden hacer el city-tour de BC by Bus (www.bcbybus.com.ar) para orientarse: cuesta 60 reales (15 dólares) los adultos y la mitad los niños de 4 a 12 años. Luego es posible llegar en transporte público al Cristo Luz -un mini Cristo Redentor que se ilumina por la noche y tiene bellas vistas sobre el balneario- y hasta las playas cercanas, todas conectadas por la Rodovia Interpraias (LAPE, Línea de Acceso a Playas). A lo largo de 15 kilómetros (se pueden recorrer con la línea de buses Expressul) se suceden, junto a la espesa vegetación de la costa, playas como Estaleirinho, Estaleiro, Praia do Pinho (nudista), Taquaras, Taquarinhas y Laranjeiras.
Esta última también se conecta con Camboriú gracias a una estación del teleférico del parque Unipraias (un lugar para pasar el día recorriendo sus áreas de juegos, la tirolesa, el trencito de la selva y el bosque encantado). Subir al teleférico cuesta 46 reales (11,5 dólares), a la tirolesa 45 (11,25) y al trencito 34 (8,5). Toda la información y precios están en www.unipraias.com.br.
Desde Camboriú se puede aprovechar para conocer Blumenau, una ciudad situada a 62 kilómetros que conserva todavía la impronta alemana de su fundador (hay buses que realizan el trayecto en dos horas, por el equivalente a 8 dólares por persona). Se puede visitar el Vila Germanica Park, recorrer los cerros del Parque Spitzkof y conocer el Museo de la Cerveza. Y también está el clásico parque de atracciones Beto Carrero (a 8 kilómetros de Navegantes y 37 de Balneario Camboriú), que tiene varias opciones de entradas según duración y edad: la clásica cuesta 170 reales por un día (42,5 dólares) en temporada alta.
Bombinhas
Bajando hacia Florianópolis, Bombinhas es un balneario que también atrae tradicionalmente a los argentinos. Muchos lo eligen por el buceo; otros por la alegría de las fiestas populares como el Carnaval y la vida nocturna. La pequeña punta que se adentra en el mar se declina en casi 40 playas (varias de ellas desiertas), desde Galheta hasta Vermelha, pasando por Bombas, la concurrida Bombinhas, Praia de Fora -ideal para el surf- o Canto Grande, donde se practican deportes náuticos. Se puede conocer también el Morro do Macaco, subiendo unos 40 minutos por un sendero selvático hasta lo alto para apreciar las vistas de las playas y la puesta de sol: además, cuando llega la noche se ve iluminado el puente Hercílio Luz de Florianópolis.
Floripa, la de siempre
Floripa no necesita presentación entre los argentinos: quien no fue conoce a alguien que sí fue, porque unos 200.000 visitantes de estas tierras llegan cada año hasta esta ciudad-isla. Florianópolis es la capital estadual de Santa Catarina, y está en gran parte situada en la isla de Santa Catarina: considerada entre los lugares más seguros y desarrollados de Brasil, apenas llega el verano lo que más importa es su medio centenar de playas.
A pesar de la popularidad del destino, muchas son agrestes o poco visitadas por los turistas, lo que permite tener una experiencia de pura naturaleza a poca distancia de los principales centros de servicios. Se puede conocer toda la isla mediante distintos paseos en bus, diurnos o nocturnos, que cuestan unos 130 reales (32,5 dólares) (www.floripabybus.com.br): el más completo incluye el Mercado Público Municipal, la Casa da Alfândega, el fuerte Santa Bárbara, el Museo Histórico de Santa Catarina, la Catedral Nuestra Señora del Destierro, la cabecera del Puente Hercílio Luz, las dos lagunas -Pequena y Conceiçâo, y las principales playas, entre ellas Joaquina, Mole, Barra da Lagoa, dos Ingleses, Canasvieiras y Jureré. Las dos primeras están entre las favoritas de los surfistas.
También se visita el Parque do Rio Vermelho, un área de conservación entre la Praia da Moçambique y la Laguna da Conceiçâo: aquí se busca preservar la mata atlántica y la vegetación de restinga, así como la fauna asociada con estos ecosistemas. Si se busca, en cambio, diversión en un parque acuático, el Agua Show Park ofrece numerosos toboganes y juegos para pasar el día por 75 reales ( US$ 19).
Y a la ida o a la vuelta, hay que probar una «secuencia de camarones», una suerte de gran picada de mar que es típica de Florianópolis: puede costar entre 100 y 150 reales según el lugar (entre 25 y 37 dólares), pero es una experiencia local, abundante y para compartir, que bien vale la pena conocer. Porque vaivenes económicos habrá siempre, pero ¿quién quita lo disfrutado?
¿Cómo conviene pagar?
Se recomienda viajar con reales, dólares y tarjetas de débito y crédito. Frente a un escenario de cepo cambiario y de aumento del dólar para los argentinos, conviene adelantar los pagos en Argentina, así sea en pesos en agencias argentinas o con tarjeta de crédito y no dejarlos para último momento (Airbnb, por ejemplo, permite pagar la mitad al reservar y la otra mitad más cerca de la fecha del viaje). La tarjeta de débito se puede usar en muchos lugares, se debitará al cambio del día sin arriesgarse a futuras subas. La de crédito en cambio se pagará al valor del dólar el día de cierre del resumen o del pago. El efectivo por supuesto sigue estando vigente: se usarán reales en propinas y peajes (obligatoriamente), además de otros gastos diarios pequeños. Conviene viajar llevando ya algunos reales, luego cambiar en casas de cambio, terminales de bus y otras tiendas; en lo posible evitar los aeropuertos porque las cotizaciones o comisiones son poco convenientes. Olvidarse de llevar pesos argentinos, porque difícilmente los acepten.
Más gasolina
El litro de nafta en Santa Catarina (el estado donde se encuentran tanto Florianópolis como Camboriú) arranca en 4,2 reales pero puede ser más según la estación de servicio (bajó sin embargo respecto del verano pasado). Con un auto argentino se carga gasolina, no etanol, un combustible derivado del alcohol también común en Brasil. El GNC es más complicado de encontrar y no siempre coinciden las válvulas de carga entre las argentinas y las brasileñas. Fuente: (La Nación).-