Muchas veces los productores agropecuarios observamos como se difunde información tendenciosa sobre el sector (ganancias extraordinarias, insolidarios, evasores, entre otros conceptos vertidos con evidente malicia), con el solo objetivo que la sociedad en general nos mire con indiferencia o bien para que tome partido y repita esas consignas pensadas desde un relato maquiavélico.
En este sentido, en los últimos días mucho de esto está pasando en relación al abastecimiento del trigo y maíz, en donde sectores de la cadena que usan estos insumos (molinos harineros, frigoríficos avícolas, feedloteros), se han puesto en alerta por la supuesta falta de estos cereales, advirtiéndole al ciudadano común que aumentará el pan o el pollo.
Estas aseveraciones apoyadas en construcciones mediáticas -producto de claras operaciones de prensa-, con grandes titulares y tratamiento en programas no especializados que sólo aportan a la confusión, intentan “culpar” al productor agropecuario de un desabastecimiento de granos que no existe.
Cabe recordar que en Argentina se producen entre 3 o 4 veces más de lo que se necesita para el mercado interno, hace días se terminó la cosecha de trigo con una producción normal y en 30 días comienza la cosecha de maíz. Asimismo, en nuestro país existen mecanismos de mercados institucionales desde hace décadas, que permite a quien tome precauciones, acordar sus compras para todo el año.
Pero como siempre, es más fácil echarle la culpa al otro, buscando excusas falaces como el aumento de las exportaciones, la especulación de los productores, entre otros argumentos repetidos. Entonces, una vez expuesta la “problemática” estos sectores piden la intervención del gobierno para “resguardar la mesa de los argentinos”, solicitan el aumento las retenciones, con el único fin de cazar en el zoológico. Y por supuesto, esas intervenciones sólo perjudican a los dos extremos de la cadena: productores y consumidores, unos reciben menos y otros pagan más por el producto.
Estas falsas noticias no deben dejarse pasar por alto, porque son un eslabón más de una cadena que tiende a la concentración. Estos actores de la intermediación seguramente ven con buenos ojos que el Estado vuelva a los Registros de Operaciones de Exportación (ROE) utilizados para controlar las exportaciones de productos agropecuarios, bajo un sistema discrecional y poco transparente. Bajo ese sistema obsoleto y turbio, estos sectores se aseguran comprar la materia prima más barata, vender más caro y tener mayores volúmenes de ganancia.
El valor de la producción primaria es una de las formaciones más trasparente en la Argentina, y la intervención del gobierno siempre ha perjudicado al productor y nunca ha resguardado al consumidor. Estas injerencias estatales -como una película en blanco y negro que la quieren vender como estreno- vuelven a fracasar ya que golpea las dos franjas que se debieran defender: el que arriesga, invierte y trabaja en el campo, o sea el productor, y obviamente el consumidor final.
En resumen, estamos nuevamente ante un escenario de manipulación de noticias -esta vez en torno al maíz y al trigo, mañana será otro tema- que intenta dejar al productor como el malo de la película, escondiéndose los verdaderos objetivos de una nueva embestida contra el campo. Ante ello, es que acudimos a este mensaje a los efectos de que la verdad salga a la luz.