Kemelmajer mencionó que “hay un esquema jurídico con la dinámica de pensamiento binario” donde se cataloga “lo lícito y lo ilícito” y “al hombre y a la mujer”, entre numerosos ejemplos de conceptos antagónicos. Aunque admitió que, en algunos casos, “las definiciones tan absolutas se van diluyendo”. Por caso citó la lucha de hombres y mujeres para que no se los catalogue: “Hay personas que no quieren estar ni aquí ni allá”, afirmó en el salón de actos del Poder Judicial de Entre Ríos, que estaba colmado.
También se refirió a diversos fallos que reconocieron derechos de filiación en familias multiparentales, como el de una magistrada tucumana que accedió al pedido de una niña que quiso conservar la relación con su padre biológico y su padre jurídico. En ese sentido Kemelmajer dijo que “primariamente el derecho de familia se construyó sobre la autoridad y luego, sobre la solidaridad, pero el afecto no puede quedar fuera porque es lo que caracteriza a una familia”.
Y afirmó que en las apreciaciones sobre estas nuevas formas “no hay nada de natural. Es cultural y social”, distinguió. Finalmente, y tras enumerar otras resoluciones en idéntico sentido, advirtió que se deberán evaluar luego otros efectos jurídicos de las filiaciones, como los sucesorios.
Por último Kemelmajer opinó que la ley civil no debe tener influencia religiosa y aclaró que “la poligamia- que es una forma vieja- es muy diferente al poliamor. Esta conferencia lleva un signo de interrogación. Los jueces no podemos desconocer las cosas que están pasando en la sociedad”, sentenció la disertante, que concluyó: “El mundo no ha parado ni un momento” en alusión a la canción de Jimmy Fontana del año 1966.