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Velatorios exprés: por el Covid-19, solo permiten cinco personas en sepelios

abril 14, 2020
Un ritual que podría cambiar para siempre, en tiempos donde la muerte trascendió la esfera de lo privado. El último adiós se hace en absoluta soledad.

Nuestra condición de seres humanos nos coloca todo el tiempo en situaciones de vulnerabilidad. Casi la mitad del planeta está expuesta al contagio de un virus desconocido, por eso quizás, como nunca antes sentimos más cerca el miedo a la muerte. Nos bombardean todo el tiempo –hasta en forma desmedida– con fotografías de ataúdes, entierros en fosas comunes y cadáveres en las morgues. La muerte entendida como un hecho de la esfera de lo privado se volvió pública, televisada, transmitida a millones de personas en el mundo. Ese es el efecto coronavirus, que está cambiando la forma de relacionarnos, la forma de pensarnos y de asumir nuestros temores. En Paraná, al igual que en varios rincones del país, se dejaron de hacer velatorios y no se permite el ingreso a los cementerios. Salvo excepciones. Los rituales tuvieron que adaptarse a los tiempos de cuarentena, donde es inevitable seguir un protocolo: cada vez que fallece una persona a los velatorios solo pueden despedir al difunto cuatro o cinco personas de su círculo íntimo. Deben guardar una distancia mínima de dos metros entre ellos. También se limitó el tiempo de permanencia en las casas de sepelios, ya que luego de tres horas se decide la sepultura en forma inmediata. “Los que finalmente mueren por Covid-19 en un nosocomio se los traslada a la morgue del lugar. Nuestros capilleros irían hasta la morgue, con una bolsa especial para poner el cuerpo. Luego se acondiciona en el ataúd con metálica y se suelda en la misma morgue del nosocomio. Nosotros pretendemos que sean cremados”, reveló a UNO el titular de la empresa de servicios fúnebres Sasfer SA, Celio Urchueguía.

Entre Ríos no registra ninguna víctima fatal por la pandemia, por eso por el momento solo están previstos protocolos de actuación.

Ocurre que el servicio de cremación, al ser privado, se debe contratar previamente. En ese caso, la empresa fúnebre prepara el cadáver y luego en un furgón se lo traslada al crematorio.

“Ahora, cuando va a contratar el servicio se le explica al doliente cómo va a ser el protocolo. Hasta ahora se comprende la situación y nadie ha hecho ningún otro tipo de requerimiento”, reseñó el empresario.

Medidas preventivas

Por razones de fuerza mayor el personal de la empresa debe cumplir con un protocolo sanitario que establece el uso de todos los elementos de protección para evitar contagios en el ámbito laboral.

“Se usan guantes, barbijos, un guardapolvo especial y gafas de protección. Una vez acomodado el cuerpo, el material se coloca en una bolsa, la misma se cierra y se rocía, primero con lavandina, luego con alcohol y queda como residuo patológico”, detalló Urchueguía.

Ya no es posible contratar más un sepelio después de las 22 y hasta las 6. Se propone que los deudos contraten el servicio con el personal de guardia, entre las 23 y las 5. “El personal de guardia va a informar que recién a las 6 se puede levantar el cadáver”, explicó el responsable de la firma.

Esto obedece a que dentro de la planta de personal hay adultos mayores, algunos con más de 70 años, y el temor al virus está latente. “Queremos resguardar la salud del personal”, planteó Urchueguía.

Cortejos fúnebres

En virtud de esta contingencia sanitaria, los cortejos fúnebres dejarán de mostrar una larga procesión de vehículos hacia el cementerio. El cortejo fúnebre será de un solo coche y en el campo santo solo podrán acompañar a algunos familiares. Urchueguía dijo desconocer si aumentó la cantidad de cremaciones, pero reconoció que esa práctica está aumentando en el mundo en forma considerable. “No solo por el tema del virus, sino que también los cementerios de todas las latitudes están empezando a colapsar, quedan pocos lugares. Entonces la nueva iniciativa es la cremación, eso evitar ocupar lugares. Y se le entregan las cenizas a los dolientes”, especificó.

Último adiós

Otra de las medidas colaterales de la emergencia fue el cierre preventivo de los cementerios. La medida impide que durante la crisis sanitaria las personas puedan visitar la tumbas de sus familiares sepultados. Cuando se produce el fallecimiento de una persona se habilita el funcionamiento de las oficinas, donde se trabaja a puertas cerradas, se informó a UNO desde el cementerio privado Solar del Río.

“Se trabaja con un teléfono de urgencia las 24 horas, donde se pueden hacer los trámites tanto para la cremación como para la parcela. Hay socios que vienen abonando hace mucho tiempo. La gente que no es socia necesita cobertura en el momento”, contó el responsable de la empresa Carlos Senkman.

Una vez acordadas las condiciones, se notifica al personal del cementerio y se coordina un horario con el servicio fúnebre. “Generalmente concurren los familiares íntimos, es decir un pequeño de grupo de entre cuatro y seis personas. Por no haber tenido ningún fallecimiento a causa del Covid-19, las autoridades de Sanidad no nos han informado sobre el protocolo”, señaló.

De todos modos se tiene pensado resguardar al personal con mamelucos, barbijos y guantes, en el caso de recibir un servicio de riesgo.

Senkman se refirió al servicio de cremación y cómo pasó de ser una opción accesible a estar restringida a los de mayor poder adquisitivo. “Es una nueva tendencia, pero que pasó a ser más caro por el aumento del gas y la electricidad. Por eso se le está dificultando al público acceder. Hoy lo más económico es la parcela. Esa es la realidad: hoy lo que decide es el bolsillo más que la voluntad de la persona”, aseguró.

El empresario reconoció que se mantiene la tasa de inhumaciones y que los picos se producen durante la temporada invernal, sobre todo en adultos mayores.

Puede ser que los rituales en torno a la muerte hayan cambiado para siempre. Está por verse.

(Uno)