Aquel día, cerca de las 21.30, el hombre oriundo de Crespo iba en un camión con cajones de huevos. Desde temprano, había ido dejando varias cargas en diferentes puntos de la ciudad donde fue ultimado. Al distribuirlas, las iba cobrando en efectivo. Ya de noche, le tocaba ir a Malagueño y a Villa Carlos Paz. Pero jamás llegó.
El fiscal Ernesto de Aragón y el grupo de investigadores de la división Robos y Hurtos de la Policía cordobesa aún no logran precisar qué lo hizo detenerse allí, a un costado de la avenida Gobernador José Antonio Ceballos (ex Revolución Libertadora, continuidad de Cárcano), a metros del cruce con la avenida Fuerza Aérea. O sea, a menos de cinco minutos del peaje de la autopista Córdoba-Villa Carlos Paz.
El camión quedó estacionado de manera prolija en la banquina, sin ningún signo de violencia. Por eso, se cree que pudo ser una llamada telefónica o la necesidad de comer algo lo que hizo que Martín frenara en ese lugar.
Pero que no se trató de un encierro de tránsito premeditado o de un piedrazo que lo obligó a apretar el freno de manera imprevista. En ese punto, son sólo conjeturas.
Lo concreto es que en ese sector de la geografía cordobesa, Martín fue abordado por al menos dos ladrones, que lograron que abriera la puerta de la cabina, donde le dispararon con una pistola calibre nueve milímetros desde muy corta distancia.
Sufrió al menos cinco impactos que, horas después, desencadenaron su muerte en el hospital Misericordia.
La pista del dinero y la emboscada
Los ladrones tomaron el dinero que vieron y escaparon corriendo. En medio de la oscuridad, no divisaron un bolso con 150 mil pesos en efectivo y cheques por el valor de otros 12 mil pesos.
Para los pesquisas no fue dificultoso rastrear que, en realidad, en la cabina había más dinero que los ladrones sí se llevaron. Es que al entrevistar a los clientes de Neyra en Córdoba, comprobaron que el camionero iba con más efectivo encima.
Se especula que los asaltantes se llevaron poco menos de 100 mil pesos en efectivo.
Con esta hipótesis, comenzaron a indagar en la zona. Hasta que el lunes, los investigadores llegaron a barrio San Alberto, aledaño a Villa Unión, bien cerca de donde ocurrió el crimen, y detuvieron a un joven de 18 años, al que se le secuestró una importante suma de dinero.
Él, al igual que otro muchacho hoy prófugo y que desapareció de los lugares que solía frecuentar, tiene antecedentes penales por robo, según apuntó ayer el fiscal a cargo del caso. El arma con la que mataron a Neyra aún no fue localizada.
La modalidad que suelen emplear para robar estos sospechosos es similar a lo que se presume que sucedió el jueves a la noche: una emboscada.
«Suelen asaltar a automovilistas que se frenan por cualquier motivo en esa zona», confió una fuente ligada a la investigación.
De esta manera, la causa se ha ido orientando a un asalto callejero «al voleo» que terminó de la peor manera. Un nuevo caso de inseguridad fatal en la ciudad de Córdoba.
Al respecto, el fiscal De Aragón confirmó que la imputación sobre el detenido, cuya identidad prefirió mantener por ahora en reserva, es de homicidio en ocasión de robo.
No obstante el avance de la investigación, el funcionario judicial es cauto: «Esto recién empieza». Es que al rompecabezas por el crimen del camionero aún le falta que encajen varias piezas.