Quieren trabajar. Los 17 empleados quieren que reabra sus puertas. Desde el 19 de marzo de 2020 que no lo hacen. La pandemia les puso un freno a la actividad hotelera de todo el país. Algunos, paulatinamente, regresaron. Otros cerraron sus puertas. Y otros, como el emblemático hotel de 4 estrellas del perilago de Salto Grande está en una prolongada pausa: con trabajadores que siguen percibiendo parte de sus haberes pero con las instalaciones inactivas, semiabandonadas.
El caso del Hotel Ayuí tiene otra singularidad: su tenencia está en un limbo jurídico, es un administración concesionada por el Estado nacional, en cuyo origen participó la Delegación Argentina de Salto Grande y, a posteriori, se involucró el Estado provincial con la creación de la denominada Corporación para el Desarrollo de Salto Grande (Codesal).
“Tienen que hablar con la ministra de Gobierno”, les dijeron a los trabajadores desde la Delegación Argentina ante la CTM cuando pidieron por su reapertura. “Diríjanse al gobernador”, respondió un vocal de CAFESG ante la misma consulta.
Trabajadores, en problemas
Son 17 las familias afectadas por el prolongado cierre. Cada uno de los trabajadores (mucamas, mantenimiento, conserjería y mozos) percibe, desde el año pasado, sólo el 40% de sus haberes y lo hacen en dos tramos (el primero abonado del 1 al 10 de cada mes y, la otra mitad, el último día hábil de cada mes). Por caso, un empleado con más de 10 años de servicio cobra actualmente $20 mil ($10 mil antes del 10 y los restantes $10 mil al finalizar el mes).
Es insuficiente, si además se tiene en cuenta que no cobran vacaciones ni aguinaldo, su obra social está cortada y los aportes jubilatorios dejaron de hacerse.
¿Quién se encarga de pagarles? Jesús Villanueva, responden los consultados por El Entre Ríos. Lo hace “en su domicilio de calle Cadario, donde era la sede de la Codesal, con dinero en efectivo y nos entrega unos recibos a nombre de Balase”, indicaron.
El ocaso del Hotel Ayuí es anterior a la existencia de la pandemia. Cabe recordar que, cuando el Gobierno de Entre Ríos era encabezado por Jorge Busti y Sergio Urribarri era su “súper ministro”, fue creada la Codesal, cuyo primer presidente fue Luis Mazurier.
La gestión pasó por diferentes momentos y, actualmente, el propio exfuncionario está imputado del delito de “peculado”, por la presunta apropiación de fondos recaudados por el organismo provincial que presidía y por haber urdido una maniobra que le habría posibilitado quedarse con la concesión del hotel Ayuí apelando a testaferros. La causa fue elevada a juicio, que aún no tiene fecha de inicio. Villanueva es otro de los imputados, precisamente.
El hotel, en problemas
Los que frecuentan el hotel saben que la falta mantenimiento, insumos, comida para el personal o los pasajeros, ropa (al menos 6 años sin que les cambien la muda a los 17 empleados) y la forma de traslado han tenido problemas desde hace años.
Todavía recuerdan cuando para llegar hasta el lugar ubicado al norte del ejido urbano de Concordia, los pasaban a buscar en una combi, una ambulancia y hasta en un Fiat Palio o “un Volkswagen Bora con 6 ocupantes a bordo, incluido uno de ellos en el baúl”.
El último pico de actividad fue en enero de 2020. El “Ayuí” estuvo cerrado durante una semana para el público en general, ya que fue utilizado exclusivamente para un evento religioso de la colectividad china. Otrora, aún recuerdan que los fines de semana largo había hasta 120 pasajeros alojados en instalaciones con spa, bar, sala de juegos y una pileta con agua termal.
El número descendía a la nada despreciable suma de 80 pasajeros en vacaciones de invierno; y subía hasta 130 en ocasiones como el Half Triathlon; Seven de Rugby, reuniones del personal de CTM o reuniones de organizaciones comerciales como Osde, Consumax o Fiat, entre otras.
Hoy la imagen es otra: puerta cerradas, cortinas de tela sin mantenimiento, grandes panales de abejas construidos en los altos ventanales del edificio, persianas de madera descalzadas o mal cerradas, pasto crecido sobre el amplio jardín, una pileta semivacía y con su sala de máquinas inunda, otra con agua estancada por meses y la tercera, techada, semivacía y con el agua sin mantenimiento alguno.
Fuente: El Entre Ríos.