Los incendios en la provincia de Corrientes tienen en vilo al país. Ya son 14 las provincias que enviaron ayuda para combatirlos, intentando poder sofocar el fuego que ya arrasó el 10% del suelo correntino. Entre ellas, Entre Ríos está presente a través de la Federación Entrerriana de las Asociaciones de Bomberos Voluntarios. Y ayer una nueva dotación, integrada por 35 efectivos de diferentes localidades, llegó a las 7 a Mercedes para prestar servicios y luchar contra los focos ígneos.
Este contingente llegó para reemplazar a otro grupo de 36 bomberos voluntarios de la provincia que había arribado el viernes de la semana pasada a la localidad de Alvear, situado a unos 200 kilómetros de Mercedes, quienes cumplieron el turno de 72 horas, que es el tiempo estipulado de trabajo para no extenuar al personal.
Si bien quienes llegaron último fueron con la idea de combatir el fuego en el mismo sitio que sus compañeros, al hacer escala en Mercedes se les solicitó colaboración para apagar un incendio muy grande que se generó en esa ciudad, así que se quedaron allí, ya que además el fuego en Alvear pudo ser extinguido, según contó a UNO Aarón Mendoza, jefe de Operaciones de la Federación Entrerriana de Asociaciones de Bomberos Voluntarios, que integra el Consejo Federal de Asociaciones de Bomberos Voluntarios de la República Argentina y tiene representación ante organismos nacionales, como es el Ministerio de Seguridad de la Nación.
Mendoza mencionó que la brigada que fue el viernes estaba integrada por efectivos de Hasenkamp, Hernandarias, Bovril, Colón, Chajarí, Feliciano, Federal, Ubajay, Colonia Elía, San José, San Salvador, Villa Elisa, Concordia, General Campos, entre otras localidades. “Se hizo el recambio este martes con personal de Crespo, Seguí, Aldea Brasilera, General Ramírez, Hernández, Gualeguaychú, Concepción del Uruguay, San José, Pueblo Belgrano, Victoria y otras ciudades más”, agregó, y explicó: “De cada una de las localidades se sacan uno o dos efectivos y de este modo no se afecta la operatividad de los cuarteles de cada zona, pero en conjunto tenemos una fuerza operativa mayor”.
Acerca de los recursos materiales que aporta la delegación entrerriana, indicó: “Se partió con cuatro camionetas y un camión cisterna, que en estos días estuvo viajando a cargar agua a Alvear, a 60 kilómetros de donde estaba el fuego, y regresaba para reabastecer a las camionetas, que llevan entre 700 y 1.000 litros cada una; y a cada uno de los brigadistas, que llevan una mochila atrás que tiene alrededor de 20 litros de agua, para enfriar lo poco que pueden, o para lo que necesiten”.
En cuanto a las condiciones en las se desarrollan los incendios el jefe de Operaciones, reconoció con tristeza que “son totalmente extremas”, y precisó: “El combustible en un incendio forestal es la vegetación, desde el pasto hasta los arboles. Hoy ese combustible está totalmente estresado, deshidratado. Además, las condiciones de temperaturas son ideales para los fuegos, y lamentablemente hay mucho viento en la zona y hace tiempo no llueve, lo que hace que la carga de humedad en el ambiente sea muy baja y contribuya a la propagación de los incendios”.
Panorama
Consultado sobre las perspectivas que existen frente a este desastre en el norte del país, admitió que se necesita imperiosamente que llueva para que pueda extinguirse el fuego, ya que las distintas brigadas solo tienen posibilidades de “controlar el fuego”, intentando evitar que no avance hacia otras zonas. “En un solo día se consumieron 8.500 hectáreas en una de las zonas de trabajo de una de las brigadas. Con esto podemos tratar de dimensionar el tamaño de un incendio y lo rápido que crece; es increíble la velocidad que tiene. Nosotros no lo podemos extinguir, porque la cantidad de agua es escasa en esos lugares. Y, al menos en la zona donde está nuestra brigada no hay afectados medios aéreos, por lo que todo nuestro trabajo es terrestre”, expresó.
Asimismo, contó: “Otra cosa que no podemos controlar es la topografía del lugar. Allá es bastante llano, como en Entre Ríos, pero lo que cambia es la vegetación, que es el combustible que utiliza el fuego. Y lo que hacemos es quitarla, sacar ese combustible con motosierras, con palas, con picos. Es un trabajo manual extenuante, pero es lo que hay que hacer. Y se origina un contrafuego, es decir, un fuego controlado, para quitar esa vegetación y cuando llega el fuego al lugar se encuentra son combustible para seguir avanzando”.
En este marco, Mendoza sostuvo que trabajan en base a la meteorología, definiendo su plan de acción en base a si el viento rota, si se mantiene, si crece o decrece, la presión atmosférica y otras variables. “Todo eso nos va haciendo tener un incendio distinto de un momento a otro”, afirmó.
Contención
Estar en el foco de un incendio de la magnitud de los que se desataron en la provincia de Corrientes genera sin dudas una gran desazón. Consultado sobre cómo se maneja el tema de las emociones en un contexto tan adverso, Mendoza confió a UNO: “Tal vez en nosotros, que vamos por 72 horas, son más medidas. Pero antes de que vayamos nosotros, el Consejo Nacional de Bomberos envió a Corrientes un grupo de profesionales que trabajan con psicología de la emergencia para los bomberos de esa provincia”.
“La frustración, cuando un incendio nos supera después de haber aplicado todo lo que los manuales nos dicen y todo lo que sabemos, es terrible, es muy difícil de manejar, sobre todo cuando se suma el cansancio. Porque hay que tener en cuenta que el incendio en Corrientes no comenzó cuand aparecieron las cámaras de los medios nacionales, sino mucho antes. Nosotros desde diciembre que comenzamos a ofrecer ayuda para combatirlo y ahora se dio al posibilidad de ir”, concluyó.