Se llama Martín Fernández, pero todo el pueblo de San Miguel lo recordará como el Loco de la camioneta: el loco que, envalentonado y triste por la emergencia ígnea y el aplastante fuego que arrasó con 10% del territorio correntino, dejó la comodidad de su casa en Concordia, Entre Ríos, para poner el hombro en el combate de las llamas, publica el diario El Litoral.
No cualquiera podría abandonar a su pareja, sus hijos y la comodidad del día a día para ir a luchar contra las llamas, el calor, el humo y el sofocamiento como lo hizo Martín.
Con la firme decisión de ayudar, adaptó su camioneta 4×4, cargó un tanque de agua de 1.000 litros y una bomba motor. Tras buscar información sobre las zonas con mayor necesidad de asistencia, fijó rumbo: el destino fue la localidad de San Miguel.Martín es comerciante, está casado con Carolina y tiene dos hijos menores Camilo y Fátima. Toda la familia lo apoyó, Carolina le dijo que, si lo sentía en el corazón, no había nada más que hablar. Su hijo le preparó el equipo de mate, infaltable para el largo viaje. «Me mandé para Corrientes», dijo el hombre, que no podía quedarse de brazos cruzados.
Llegó el 18 de febrero, en el peor momento de los incendios forestales. Cuando las primeras lluvias llegaron para alivianar la situación, la urgencia de la tarea de Martín fue llegando a su ocaso. Su familia fue al pueblo de San Miguel y el reencuentro en plena ruta, bajo las tan anheladas lluvias, fue un abrazo.
La tan famosa camioneta tiene «trofeos de guerra»: se lleva un montón de rayones por todos lados, cicatrices que se portan con orgullo.
“La gente de San Miguel recordará al Loco de la camioneta como lo que es: un loco bueno de los que no abundan, un héroe y la inyección de esperanza que el pueblo recibió cuando más lo necesitaba”, completa la crónica del diario correntino.