Quien haya alguna vez asistido a un evento en EME Multiespacio, seguramente se habrá admirado de las características de esa enorme casona construida por la familia Bovino, varias décadas atrás, a la vera del Río Uruguay. No solo impacta la arquitectura. Mucho más aún sus jardines cuidados al extremo, la barranca hacia el río, el entorno de la selva en galería. Puede que uno, avanzando por sus majestuosas escalinatas de piedra, se deje invadir por la impresión de estar en un escenario encantado, de hadas, princesas y carruajes.
Pero apenas unos 180 o 200 metros más allá, hay vecinos para quienes los días de fiesta en EME Multiespacio son sinónimo de padecimientos varios. Dicen haber elegido esa zona para vivir en paz y tranquilidad, pero, de pronto, algo salió mal… “Pasamos madrugadas completas sin poder dormir”, cuentan a propios y extraños, y así lo han volcado en infinidad de trámites formales iniciados hace tres interminables años, en los que han denunciado una “afectación a la salud” e invocado en su favor el Código Urbano, que no prevé actividades recreativas como las de un salón de fiestas/eventos en ese entorno nominado con la sigla U/R5 Residencial Parque.

Los años transcurridos también han sido cuesta arriba para los dueños del emprendimiento, que acometieron allá por 2014 una importante inversión para recuperar y poner en valor un lugar emblemático para Concordia; que dan trabajo directa e indirectamente -según dijeron a El Entre Ríos- a alrededor de 300 personas; que también aseguran haber introducido los cambios en el tratamiento acústico solicitados desde el municipio; que encima debieron atravesar el año de la Pandemia “sin ingresos y sin auxilios estatales”; y que hoy claman por una habilitación definitiva, cansados de respuestas ambiguas.

Daría la impresión de que para el Ejecutivo Municipal EME Multiespacio se asemeja a una brasa quemante que no sabe cómo apagar. Actúa como un árbitro de fútbol que va a mirar la pantalla del VAR y luego se demora en definir si fue penal o no, y con el correr de los minutos termina abucheado desde las dos hinchadas. En esta historia, los vecinos molestos y los dueños de EME coinciden en un solo punto: no se sienten escuchados por las autoridades y claman para que resuelvan la cuestión de una buena vez.

Uno de los últimos capítulos del entredicho ocurrió en el reciente fin de semana largo de carnaval, cuando en el salón celebró su boda Matías, hijo del actual Secretario de Gobierno de la Municipalidad de Concordia, Alberto Armanazqui.La fiesta de una de las familias que hoy gobierna la ciudad no pasó desapercibida para los vecinos afectados. No sólo por el sonido. También porque el “evento” pareció un mensaje en sí mismo. No obstante, eluden todo comentario hiriente que embarre su lucha y los desvíe de su único objetivo: arribar a una solución que les permita descansar.

Esa misma fiesta/boda, para EME significó también un disgusto. Aunque, por cortesía, evitan decirlo, les incomoda algo así como un doble discurso. No es la primera vez que las autoridades eligen el lugar para sus fiestas familiares, gestos que evidencian un implícito respaldo al emprendimiento, pero luego, desde sus despachos, gambetean la habilitación definitiva reclamada por los dueños.

Es más, hay otros gestos que tampoco olvidan. Por caso, a la inauguración de EME Multiespacio asistió Gustavo Bordet, por entonces intendente de Concordia. Y Enrique Cresto había acordado festejar allí el cumpleaños de 15 de una hija, que se frustró por la irrupción de la Pandemia.

La lista de los “movimientos” que ha tenido el expediente cubre tres páginas completas, con, por lo menos, 25 filas en cada una de ellas. Los papeles pasaron de un lugar a otro no menos de 60 veces. “Hasta los mandaron al Ente Costanera o a Tránsito”, comentan desde la firma propietaria, sin entender por qué.

Qué dice el actual Código Urbano

Concordia cuenta, desde la intendencia de Enrique Cresto, con un nuevo Código de Ordenamiento Urbano y Territorial (COUT), que el ahora titular del ENOHSA exhibió como uno de los grandes logros de su gestión, en especial porque fue consensuado con la comunidad y sus instituciones.

Ese flamante Código ubica al lugar donde está emplazado EME Multiespacio en la zona denominada URBANA/Residencial Parque (U/R5).
Según explica la norma, U/R5 incluye los “Sectores urbanos hacia el Este y Noreste del área urbana central, próximos a la costa del Río Uruguay y Parque San Carlos, destinados al desarrollo residencial de baja densidad y predominio del espacio verde y abierto por sobre el edificado. Se admiten usos complementarios al residencial compatibles con las características ambientales antes descriptas”.

¿Qué actividades están autorizadas por el Código para la zona U/R5? “HABITACIONALES: Vivienda unifamiliar”; “COMERCIALES: Comercios minoristas (Condicionado)”; “EQUIPAMIENTOS: Educación Inicial”; SERVICIOS: Gastronómico (Condicionado)”.

Queda más que claro que el Código Urbano no prevé en el sector U/R 5 la actividad denominada “servicios recreativos”, la categoría dentro de la cual están comprendidos los “salones y casas de fiestas y locales semejantes”.

Dicho de otra manera, de la letra fría del Código Urbano se deduce que lo máximo que podría llegar a funcionar en avenida Salto Uruguayo al fondo es un “servicio gastronómico” y de manera “condicionada”. Si EME fuera sólo un restaurant, no habría reproches. Pero se complica todo si pretende ser y funcionar como lo que hoy es, un “salón para fiestas y eventos”, porque la única vía posible para lograr la autorización definitiva sería por “excepción”.

Ahora bien, ¿son frecuentes las excepciones al Código Urbano en Concordia? Sin dudas que sí. Por caso, un establecimiento ubicado en la zona de la costanera, habilitado como restaurant, apela a permisos transitorios durante el verano para funcionar como discoteca. Algo parecido hacen “restobares” de calle 1° de Mayo, que tienen a maltraer a varios vecinos. “Es muy molesto cuando ponen música. Reclamamos, pero no pasó nada”, resumió una mujer que vive sobre calle Bolivia, en inmediaciones de las vías del ferrocarril.

“¿Por qué a otros se los autoriza de manera definitiva y a EME no, habiendo hecho una enorme inversión, dando trabajo a cientos de personas y habiendo recuperado para la identidad de Concordia un lugar de ensueño, que cautiva a quienes nos visitan y es una excelente imagen para la ciudad?”, se pregunta Mariana Mondolo, máxima responsable de la empresa. El propio Francolini pareciera coincidir con esta mirada cuando, ante una consulta de El Entre Ríos, dijo “el lugar para nosotros, no es malo”.

Habilitaciones provisorias… para siempre

“Lo que ha tenido hasta ahora EME Multiespacio son habilitaciones precarias, es decir, puntuales, a medida que van haciendo cambios o mejoras, y teniendo en cuenta de no afectar la mano de obra contratada ante compromisos comerciales puntuales. Pero no tiene habilitación definitiva”, admitieron en una primera instancia desde el área de comunicación del Municipio.

“El propietario del salón insiste con la habilitación definitiva, pero hay informes del lugar que se contraponen. Hay algunos a favor y otros en contra. Por lo tanto, el Ejecutivo dispuso elevar el expediente al Concejo Deliberante, ahora que iniciaron las sesiones ordinarias, para que los concejales analicen el tema y se pueda tomar la decisión definitiva”, informaron desde prensa municipal.

El intendente Alfredo Francolini aportó más precisiones sobre el camino a seguir: “Se le dio una habilitación provisoria condicionada a que lleven a cabo cambios. Me acuerdo que la última vez yo estaba de Secretario de Gobierno y le dimos dos años de permiso. El dueño debía hacer un cortinado por la cuestión acústica. Sé que no dio resultado. Ese permiso se venció en diciembre. Muchos vecinos elevaron notas. Otros me han mandado mensajes. Medimos varias veces los decibeles y en la puerta son correctos, pero también sabemos que para los vecinos el ruido se vuelve intolerable. A veces se culpa a EME y otras veces a Salto. Más allá de todo eso, hoy en día, porque ellos tenían varias fiestas asignadas, le fuimos dando habilitaciones precarias y le mandamos los inspectores todas las veces. Le damos habilitación por unos días, para conservar la fuente de trabajo y para no cortar un lugar que, para nosotros, no es malo, que tendría que adecuarse, que no sé por qué no ha podido, si por la acústica o por qué”.

Francolini continuó: “Entonces, le dije a la Secretaría de Desarrollo Urbano que recopilemos todos los dictámenes a favor y en contra y se los vamos a elevar al Concejo Deliberante para que ellos determinen si el uso del suelo para fiestas está permitido o no. Eso es lo que tenemos que determinar. Lo primero de todo es determinar si se puede o no hacer ahí. Después, que el Concejo lo ponga en Comisión, que llame a los vecinos, llame a la gente de EME, escuche a las partes, y después se autorice o no”.

– El mapa del Código Urbano no prevé para esa zona actividades recreativas, como el propio código categoriza a los salones de fiesta. Por ende, ¿cualquier autorización saldría por excepción?, -planteó El Entre Ríos.

– Yo pido que los concejales escuchen a todos, que se vean todos los estudios, algunos a favor y otros en contra. No quiero ser necio y decir ‘no se puede y se terminó’. Si se puede convivir entre todos y hay que hacer inversiones para que la acústica sea otra, y no afectaría a nadie, yo quiero darle la posibilidad a cualquier empresario de Concordia, a cualquier persona que pueda fomentar trabajo. Pero que se pongan de acuerdo. El compromiso que tengan ellos es hacer las inversiones, en tres meses o lo que les lleve y después vemos. Yo entiendo a los vecinos que se quejan, pero las veces que los medimos no tenían los decibeles altos. Estuve en una fiesta y adentro no escuchábamos fuerte, pero después, cuando salimos y estábamos a 600, 700 metros, escuchábamos música. A lo mejor era o no era de EME Multiespacio. Por eso, tenemos que tratar de convivir, que no se entorpezca el descanso de los vecinos. Lo primero es tratar de llegar a un consenso.

– ¿Y en cuanto al Código Urbano?, -insistió El Entre Ríos.

– Hay que ver la primera vez que se autorizó al salón de fiestas, qué Código Urbano había, que seguro no sería el actual y por eso habrá tenido en ese momento alguna autorización y después por excepción, por el cambio de código.

Ni el código viejo ni el código nuevo

“Las restricciones del código viejo son similares a las del nuevo para esta zona”, contesta Arturo Battistella, uno de los vecinos más perjudicados, cuando se le plantea la posibilidad de que el emprendimiento haya nacido con ajuste a las reglas de aquel momento.

Siendo así, la continuidad del salón deberá apoyarse en otras razones, porque sería imposible invocar la norma vigente al momento en que comenzó sus actividades, puesto que tampoco preveía que en ese sector funcionara una actividad recreativa.

Impacto acústico

Algunos vecinos se enteraron por “versiones” que habría un estudio de “impacto acústico”, que EME Multiespacio, a pedido del Municipio, encargó al único técnico habilitado en Concordia para llevarlo a cabo.

En Saneamiento Ambiental confirmaron la existencia de tal relevamiento. “El experto recomienda algunas acciones para remediar los efectos en sitios puntuales del entorno”, explicaron a El Entre Ríos.

También desde EME ratificaron la realización de dicho estudio de impacto, al que costearon, como un gesto más a fin de cumplir con todos los requerimientos oficiales.

Los dueños aseguran que el relevamiento puso en blanco sobre negro que “si cierran EME Multiespacio, tendrían que cerrar la mayoría de las discotecas de Concordia”, porque el “impacto” sería mucho menos significativos que el que provocan otros emprendimientos recreativos de la ciudad.

“Si estuviera mal lo que estamos haciendo, dejaríamos de hacerlo de inmediato”, remarca Marcelo Mondolo, convencido de que EME Multiespacio es un bien para Concordia. “Caso contrario, no dudaría en cerrar sus puertas”, sostiene.

Actas de inspecció

Un acta de inspección municipal a la que pudo acceder El Entre Ríos, realizada el 13 de Noviembre de 2021, menciona que, a 200 metros del salón de fiestas, en Los Tilos y Antonio de Luque, el decibelímetro detectó entre 55 y 68 decibeles, “lo que generaba disturbios en el entorno”. Y luego, el inspector actuante agregó: “se hace notar que entre el local de encuentros y las viviendas existe una depresión en el terreno (tipo hondonada), que se ha formado de manera natural por donde corría un arroyuelo que se convierte en efluente del Río Uruguay, lo que presumiblemente en vez de ser una barrera mecánica para el sonido, favorece su reverberación”.

Esa “hondonada” podría explicar por qué el impacto sonoro en el barrio no es uniforme. Las familias que están a unos 150 metros, en el otro extremo de esa ondulación del terreno, son los que aseguran no poder dormir. Los demás vecinos del Barrio Parque Río Uruguay, aunque muchos de ellos acompañaron cosu firma los reclamos iniciales, no se involucran de manera activa

En otra inspección, en 2019, el decibelímetro detectó picos de 71 decibeles frente a las viviendas de los que más protestan. Luego, la inspectora actuante midió la intensidad del sonido dentro de una propiedad donde su dueño instaló aislantes para intentar frenar al sonido, y el aparato mostró picos de 59.

Un vecino registró en un video la medición efectuada por la funcionaria, para documentar lo ocurrido, en el momento exacto en que le agradecen haber ido hasta su casa “para que no crean que estamos locos”:
Ese mismo vecino grabó otros dos instantes festivos, uno de noche y el otro de día. Más que la imagen, importa el audio:

La ordenanza 33695, que fija pautas sobre el sonido en espectáculos, establece en su artículo 99: “En los establecimientos con música y baile y/o confiterías bailables, el nivel sonoro no podrá superar los valores de noventa (90) decibeles en el interior del local cerrado y setenta (70) decibeles en locales abiertos”. Avanza luego en algunas precisiones, y finalmente dice: “Bajo ningún concepto deberán superar fuera del ámbito de sus instalaciones el diez por ciento (10%) del valor obtenido como ruido ambiente al momento de efectuarse el estudio acústico”.

Este último punto es particularmente relevante para el caso. En esa zona de la ciudad, sensiblemente alejada del centro, el ruido ambiente es casi inexistente. Transitan muy pocos vehículos y hasta podría decirse que en verano lo que más se escuchan por la noche son grillos, chicharras y ranas, junto a los ladridos de algunos perros.

Por ende, cuando EME enciende sus equipos, e incluso cuando también lo hacen al otro lado del río, en Salto, no hace falta mucho volumen para que se supere ese 10% por encima del ruido ambiente, techo establecido por la ordenanza.

Una comparación puede servir para comprender mejor por qué la normativa considera tan relevante ese “ruido ambiente”: donde todos gritan, un grito más, aunque sea de mayor volumen que los restantes, molestará poco y nada. Pero, ese mismo grito, donde reina el silencio, aturde.

Las fiestas al otro lado del río, en la uruguaya Salto, agregan un componente más al conflicto. “Se han quejado creyendo que éramos nosotros, pero cuando llegaron los inspectores, ni siquiera había fiesta en EME. El sonido venía de la otra orilla”, cuentan los propietarios.

¿Quién debe resolver el conflicto, el Ejecutivo o el Concejo Deliberante?

El intendente Alfredo Francolini elevó esta semana todas las actuaciones al Concejo Deliberante, para que sea este órgano el que determine si EME Multiespacio se ajusta al Código Urbano y si debe o no ser habilitado de manera definitiva, y bajo qué condiciones.

“Las habilitaciones de los locales son un tema exclusivo del Ejecutivo, salvo que se plantee alguna excepción”, respondió a El Entre Ríos el concejal peronista Juan Domingo Gallo, cuando aún no había llegado el expediente elevado por Alfredo Francolini.

Fue justamente Gallo quien, tras escuchar las quejas de los vecinos, impulsó minutas de comunicación para que se destrabe el entredicho. “Realicé dos presentaciones en el Concejo Deliberante en las que solicité que las partes se reúnan para darle una solución al conflicto. No tengo conocimiento si la reunión se realizó. Creo que la titular del emprendimiento debe estar presente”, remarcó.

Lo concreto es que en la lista de asuntos ingresados esta semana al Concejo Deliberante, en la sección “De particulares y otros organismos”, apareció el siguiente texto: “Expediente número 26543 Mariana Mondolo (EME MULTIESPACIO), solicita renovación de local”.

Mariana Mondolo aclaró a El Entre Ríos que ella en ningún momento ha dirigido solicitud alguna al Concejo Deliberante, sino que todos los trámites han estado dirigidos al Ejecutivo municipal.

El intendente Alfredo Francolini explicó que “el expediente fue remitido para que trate la excepción, primero llamando a los vecinos y a EME Multiespacio, para que se pongan de acuerdo, que arriben a un consenso, qué puede hacer para mejorar la parte acústica, que se compromete con eso, y en qué plazo puede ser la obra. Esa es la intención, pero no es para que le den la excepción”.

“Nos piden la ‘intervención’, pero aún no sé muy bien qué tipo de ‘intervención’. Recién me llegó el expediente y no pude verlo completo”, fue la primera reacción de Daniel Cedro, presidente del Concejo Deliberante, mientras hojeaba la carpeta.

Carola Laner, concejal de Juntos por el Cambio, no disimuló su asombro al notar que “nuevamente ingresó el expediente inicial, el 26543, de EME MULTIESPACIO, donde se solicita renovación de habilitación. Desconocemos por qué el Ejecutivo reenvía este expediente cuando ya fue tratado en el Concejo Deliberante anterior y devuelto al Ejecutivo, que es quien debe resolver la habilitación y no el Concejo. No hay una excepción de por medio que Concejo tenga que resolver”, insistió. “Ingresa un expediente al poder legislativo, que es responsabilidad del ejecutivo resolver”, enfatizó, en respuesta a una consulta de El Entre Ríos.

Algo parecido contestaron sus pares de bancada Felipe Sastre y Magdalena Reta. “Se trataría de un expediente viejo, por un asunto que en principio debería ser resuelto por el Ejecutivo. Estamos esperando acceder al expediente completo para ver si se trata o no de un tema de injerencia del Concejo Deliberante”, dijo el primero.

¿Hay solución posible que deje conformes a EME y a los vecinos más perjudicados?

Se trata del interrogante clave. Nadie duda de que es bueno para la ciudad contar con un lugar para eventos de nivel superlativo, como lo es EME Multiespacio. También es muy valioso que dé trabajo y que tenga efecto multiplicador sobre actividades tales como hotelería y gastronomía.

Pero no es menos cierto que nada de todo ello debería conseguirse a costa de la salud de familias, sean ellas 2, 5, 7, 10, o un barrio completo.

Si el Código Urbano no autoriza salones de fiesta en esa zona, la vía de la excepción sólo tendría cabida a condición de que desaparezcan los perjuicios a los vecinos. ¿Es posible lograrlo? ¿Qué modificaciones debería acometer EME y con qué costos y plazos? Este parece ser el “quid” de la cuestión.

Si se amplía la mirada para abarcar mucho más allá que este caso puntual, se aprecia lo mucho que le está costando a Concordia, como ciudad organizada que pretende ser, ordenar su crecimiento y su convivencia, en base a normas realistas, razonables y justas, compatibilizando y armonizando todos los intereses en juego, de manera tal de arrimarse al ideal de bien común.

Fuente: El Entre Ríos