Mejor será esperar al lunes, fecha en que finalmente -con una semana de retraso- sería publicada la resolución oficial que restringe la corrección cambiaria que necesita toda la economía agropecuaria a solo un grupo de 21 productos regionales, además de la soja.
Por suerte, el centenario diario se avivó y corrigió a tiempo: “girasol confitero” en vez de “girasol confitado”. Hecha esta aclaración (todo puede cambiar el fin de semana), vale decir que fue el diario La Nación el que obtuvo la primicia de fuentes oficiales y confirmó que la lista apenas contiene una veintena de rubros, entre los cuales hay economías regionales de peso, pero faltan muchas otras relevantes y se agregan rubros absurdos, que parecen casi un chiste.
Por ejemplo, las cerezas, cuya temporada de exportación comienza en noviembre y termina en febrero de cada año. Es decir, ese producto gozará del tipo de cambio anabolizado pero no tendrá nada que exportar, pues regirá solo hasta fines de agosto. Algo parecido sucede con los arándanos, que se cosechan recién a partir de agosto y se venden hasta noviembre.
La Nación, citando fuentes de Agricultura tras una reunión que Bahillo mantuvo con diferentes sectores, contó que “el lunes estará publicada la resolución en el Boletín Oficial, y en la semana habrá encuentros para tratar los productos más sensibles para el mercado interno, como las carnes y quesos”. Es decir que este primer listado desestima el pedido de los gobernadores de la Región Centro para incluir los lácteos entre las “economías regionales” beneficiadas. Los frigoríficos exportadores, en tanto, vienen haciendo fuerza desde enero para tener un “dólar carne”, pero hasta ahora esa posibilidad fue desestimada por el impacto que eso podría tener sobre los precios internos del alimento.
Así las cosas, hecho el trabajo con notable criterio político y nada de sustento técnico, es notable como algunas otras economías regionales de suma relevancia quedarían afuera, empezando por la producción de peras y manzanas del Alto Valle de Río Negro, y los cítricos dulces del NEA y NOA, que en principio no aparecen en la lista. También se extraña de la lista la presencia de carnes especiales, como la de los corderos patagónicos. O el producto más típico de la “argentinidad”, la yerba mate.
Entre los faltantes visibles además están el arroz y el algodón, dos economías regionales que son exportadoras. No figuran tampoco ni la cebada cervecera ni el sorgo, como Massa le habría prometido a la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC) al momento de anudar un nuevo acuerdo para lanzar un dólar soja.
Ni el lino, ni la colza, ni el alpiste, perdiste.
Este es el listado previo que anticipó La Nación y que circula por las redacciones en las últimas horas: “Pesca / Limón / Legumbres / Miel / Ajo / Tabaco / Té / Ciruela / Arándano / Cereza / Frutas secas / Olivicultura / Mani / Vino / Forestales / Girasol “confitado” / Lana / Jojoba / Productos orgánicos / Concentrados proteicos / Maíz Pisingallo”.
Hay en esa lista economías que saldrían gananciosas con el tipo de cambio de 300 pesos, y que suelen aportar divisas en buena cantidad a las arcas del Banco Central. La cadena forestal es clave para la mesopotamia, la pesquera para Buenos Aires y las provincias patagónicas, la lana también es clave para las provincias más australes; los olivos son fundamentales para el Cuyo, lo mismo que la cadena vitivinícola y el ajo, el maní es elemental para Córdoba; las legumbres para Salta. Finalmente el maíz pisingallo es un negocio de exportación concentrado en unas pocas empresas que además suelen hacer “girasol confitero” como negocio marginal.
Lo de los “concentrados proteicos” es una gran novedad. Hasta ahora no se conocía una economía regional con esa denominación.
Pero el talón de Aquiles de este listado es la decisión del propio Ministerio de Economía de exigirles a las empresas exportadoras beneficiadas (deben anotarse en el BCRA y reclamar el beneficio) que aportan mercadería en precio competitivo y cantidad suficiente para el mercado interno, lo cual será controlado por la Secretaría de Comercio Interior. Si ya había dudas de que este dólar agro llegaría a los productores (pues los exportadoresno tienen obligación ni modo de trasladarlo a quienes les venden la materia prima), con este segundo filtro no hay certeza de la cantidad de exportadoras que podrían ingresar al programa de incremento exportador, tal el pomposo nombre ideado por el massismo.
Pese a tantas y visibles limitaciones, el secretario de Agricultura, Bahillo, declaró en las últimas horas que esta iniciativa oficia responde a todas las “necesidades y demandas de los productores tanto de economías regionales como de otras producciones”.
Nada más falaz que eso. Pero al menos los productores de “girasol confitado” le estarán agradecidos.