El pasado viernes, la Sociedad Rural de Gualeguay fue escenario de una nueva reunión de Consejo Directivo de la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (FARER). La complicada situación de la lechería, la marcha de la emergencia por sequía, el mal funcionamiento de la Corufa y la forma de contacto con los precandidatos a gobernador, algunos de los temas abordados
FARER, la entidad gremial más representativa del ámbito agropecuario entrerriano que reúne a más de quince rurales, realizó su encuentro mensual. El mismo estuvo coordinado por su titular, José Colombatto, quien dio lugar a un abanico de temas donde se expuso sobre las complicaciones que acarrea el mal desempeño del Consejo Regulador del Uso de Fuentes de Agua (CORUFA): “ello provoca que muchos propietarios realicen obras hidráulicas sin estudios de impacto ni autorizaciones, perjudicando el ecosistema y obviamente a terceros”, explicaron.
Asimismo, se resolvió solicitar una reunión con el ministro de Economía de Entre Ríos, Hugo Ballay, a los fines de analizar en conjunto la marcha de emergencia agropecuaria en la provincia. También y en el marco de las elecciones de este año, se decidió confeccionar cuestionarios con temas puntuales referidos a cuestiones relacionadas con la producción que serán acercados a los distintos precandidatos a gobernador, a los efectos de conocer las políticas a encarar en caso de ser legitimados en las urnas.
La lechería, en crisis terminal
Uno de los tópicos que mayor atención provocó fue el informe de lechería que llegó de la mano de Norberto Ferrari. Este productor integra la Mesa de Lechería en Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y es un vasto conocedor de la materia. En ese marco señaló que “hoy se da una paradoja muy grande en la lechería. Tomando la región integrada por nuestro país, Brasil, Uruguay, Chile y Paraguay y teniendo como referencia el dólar, el productor argentino es el que menos recibe por la leche y el consumidor el que más cara la paga. Es increíble, pero es así, las dos puntas de la cadena son las más perjudicadas”.
“Existe una enorme distorsión en la cadena. El litro de leche se paga a los productores entre 64 y 66 pesos y llega a la mesa a 200 y 250 pesos. Indudablemente hay eslabones que terminan encareciendo el producto y a ello debemos agregar el Estado que también suma y mucho a través de los impuestos para inflar el precio final”.
Para Ferrari “resulta necesario ordenar la cadena, la comercialización, generar mercado y, sobre todo, que no haya una posición dominante de un eslabón sobre otro como ocurre con la industria y el productor en la actualidad. La industria fija el precio de la leche y está pagando a 30 días en el mejor de los casos. La variable de ajuste de la industria es el productor porque es el único costo que puede decidir, ya que, con la mano de obra, la energía y los impuestos no puede hacer nada. Al productor no le queda más remedio que aceptar un precio que se fija sin tener en cuenta su estructura de costos. Esto no puede seguir eternamente de esa manera”.
Por último, remarcó que “el precio de la leche viene muy atrasado. En los últimos meses se había logrado que se fuera incrementando el precio pagado a los productores al ritmo de la inflación. Pero eso ya no ocurrió el mes pasado. Es importante saber que el productor tambero viene trabajando a pérdida hace más de un año. Y si bien la sequía agravó el panorama por la falta de pasturas y granos caros -y aún más después de medidas como el dólar soja- la situación venía mal desde hace mucho. No hay política lechera y eso repercute en la cantidad de tambos que desaparecen o se reconvierten a otras actividades. Hace muy poco se anunciaron medidas tanto del gobierno nacional como provincial para aliviar esta realidad, pero aún no ha llegado nada al productor. Pero más allá de eso, ese no es el camino. No queremos ayuda, queremos reglas claras y una cadena ordenada. Eso es lo que va a potenciar a la lechería que viene en franco retroceso en Entre Ríos y en la Argentina”, finalizó.