“Estamos preocupados. Hay que abonar sueldos y aguinaldos, nuestra gente merece percibirlos, pero no todas las instituciones van a poder responder. No tienen recursos suficientes. Y, para colmo, la Municipalidad ha embargado las cuentas de algunas por deudas tributarias, que es lo mismo que dispararles el tiro de gracia”, explicó el Doctor Carlos Arizabalo, presidente de la entidad.
“Hay tres cifras que permiten comprender con meridiana claridad el grave desfase económico del sector. En el mismo período en que la inflación de los costos aumentó un 79% y las paritarias autorizaron un incremento salarial del 63%, los aranceles de obras sociales y prepagas (o sea, los ingresos de los prestadores) sólo se actualizaron el 26%. Así, es imposible. Nadie puede soportar que sus ingresos se eleven 26% y sus egresos entre 79 y 63%. Es inviable seguir trabajando en tales condiciones. Es más, hay valores de laboratorios, por ejemplo, que han aumentado mucho más todavía, un 100, 200 y hasta 300 por ciento”, explicaron desde la cámara sanatorial.
“La medicina privada primero se vio estresada por la Pandemia, ya que debieron suspenderse todas las prestaciones programadas. A ello se le agrega la erosión causada por la inflación. En los sanatorios impactan todos los rubros, porque consumen energía, alimentos, medicamentos y tecnología, y muchos de los precios están dolarizados”, detallaron.
Desde la entidad lamentaron que no hayan prosperado las gestiones ante el Concejo Deliberante para que se reconsidere los costos energéticos que afrontan los sanatorios por la tasa de alumbrado público, siendo que son electrointensivos y electrodependientes. “No puede ser que se les cobre verdaderas fortunas, calculando la tasa como un porcentaje del consumo”, lamentaron.
Las clínicas que trabajan con PAMI, están sufriendo a su vez por partida doble, porque la obra social de los jubilados “ni paga en tiempo y forma, ni aumenta los valores”.
Otro hecho que contribuye a agravar el desfinanciamiento se explica porque la mayoría de las obras sociales “abonan las prestaciones mucho tiempo después de practicadas, lapso en el cual la inflación no para y los costos se elevan sin pausa”, según describieron desde la cámara que representa a los sanatorios concordienses.
“Debe quedar bien en claro que nosotros queremos que se reivindique salarialmente a nuestro personal. Pero con semejante desfasaje, la mayoría de los sanatorios no podrá responder a los requerimientos de los empleados, que a su vez están muy postergados”, insistió Arizabalo.
Este miércoles, estaba previsto que prestadores de todo el país deliberaran de manera virtual para analizar el crítico escenario, convocados por FAPS, la Federación Argentina de Prestadores de Salud.
Por su parte, FATSA, la entidad que agrupa a los trabajadores de la sanidad, lleva adelante medidas desde el lunes y tiene previsto parar jueves 1 y viernes 2 de Julio, cuatro horas por turno, asegurando guardias mínimas de enfermería.