12 años después, Brasil vuelve a ser campeón de Sudamérica. Claro que no es la mejor ‘Canarinha’ de la historia y ni mucho menos la más espectacular, pero sabe competir. El país del ‘jogo bonito’ ya quería ganar y ya iba siendo hora. A Tite lo que es de Tite: sin Neymar y sin muchas cosas, pero son campeones de una competición que se recordará por el pésimo arbitraje, que también tuvo su cuota de protagonismo en la final. Ganó Brasil y perdieron los árbitros. Se vio muy bien en el VAR.
Estaba escrito un párrafo de Coutinho, pero Roberto Tobar quería ser el pufo. Otro mal árbitro en una Copa América que pasará más a la historia por las decisiones arbitrales y el VAR que por cualquier otra cosa. El chileno expulsó a Gabriel Jesús de mala manera, sacándole una amarilla que no mereció. Menos mal que pitó el primer penalti que vio, aunque desde el VAR le invitasen a verlo para no verlo… Luego también confirmó el que señaló cerca del final. No estaría esto armado para Brasil por mucho que diga Messi, pero sí mal armado desde el silbato.
El jugador de la final aunque fuese expulsado. Escorado a la derecha, Gabriel Jesús volvió a marcar diferencias. Incluido el último día. Dio el primer gol a Everton tras un regate aprendido en la calle y marcó el segundo, justo después del empate de Perú que hizo temblar los cimientos de Maracaná. Si Guardiola no le aprovecha todo lo que debería, cualquier otro entrenador lo querría. Jesús con Gabriel, que luego acabó llorando cuando el árbitro le mandó a la calle injustamente y al finalizar el partido. Vio la segunda amarilla por un salto con Zambrano y no mereció ese castigo. Y mucho menos él.