«Consenso hubo, rápido no fue. Tuvimos que buscar la opción más viable», dijo el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez. Y añadió: «Creemos que la oferta de Lima garantiza que nosotros podamos cumplir con las personas que han comprado el ticket. El aeropuerto, además, tiene gran conectividad aérea». Mantener la sede de Santiago era insostenible. Al caos social de las últimas semanas se le sumó en las últimas horas la convocatoria masiva para el sábado 23, con la intención de boicotear el evento y exponer internacionalmente el conflicto que atraviesa el país.Desde Chile (a través de la voz del presidente de la Federación de Fútbol de Chile, que estuvo presente en la reunión al igual que el titular de la AFA, Claudio Tapia? y el de la Federación Brasileña de Fútbol, Rogério Caboclo) garantizaban la realización del partido pero no la seguridad afuera del estadio Nacional de Santiago. Ahí mismo desde la Conmebol le pidieron a Chile los gastos de cancelación de la final. Y avisaron que a los chilenos que habían comprado entradas se les reembolsará el dinero.
Las finales de la Copa Libertadores parecen perseguidas por una maldición. Después del bochorno del año pasado, que terminó con la decisión de llevar el encuentro decisivo entre Boca y River fuera del continente americano, otra vez la sede tambaleó. Pero esta vez la Conmebol no quería sacarla de Sudamérica. Por eso, fueron descartadas Lisboa (Portugal) y Doha (Qatar), a pesar de que habían hecho propuestas interesantes y de importantes sumas de dinero. Miami había trascendido pero una fuente de la entidad sudamericana le aseguró a este diario que no hubo una propuesta de esa ciudad.
Lo más cercano para la Conmebol? era Asunción pero había algunas cuestiones que no cerraban. La menor capacidad del estadio «La Nueva Olla» obligaba a un recorte de entradas. Y había otras complicaciones. Una de ellas que entre el 21 de noviembre y el 1° de diciembre se juega el Mundial femenino de fútbol playa, por lo que la capacidad hotelera era reducida. La otra: la ciudad no está preparada para recibir un posible aluvión de hinchas de River y de Flamengo, y muchos de ellos podían llegar sin entradas.
Entonces, Montevideo apareció en escena pero como la entidad sudamericana quería mantener la fecha de la final, se le dio de baja, dado que el 24 habrá balotaje para elegir presidente del país. Medellín estuvo latente desde un primer momento con todas las garantías pero a los clubes no les cerraba por la escasa conectividad y los largos kilómetros a recorrer.
«Lamentablemente, cuando se había pensado en la final única para la Sudamérica, hubo cambio de Gobierno repentino en el país y en la Federación Peruana de Fútbol, lo que nos imposibilitaba tener con quien trabajar. Tenía que ver con la falta de autoridad. Esa situación ya se normalizó, ya está todo restablecido», explicó Domínguez.
River volverá a Lima, la ciudad donde todo comenzó: allí igualó 1-1 con Alianza en el estadio Nacional en el debut en esta edición de la Copa Libertadores. Ahora, buscará defender la corona. Y en un estadio llamado Monumental. ¿Será un guiño del destino?…