Un combo de facilidades que hiere la dignidad del docente y la del alumno y atenta contra la función misma de la escuela y que, en consecuencia, generó la reacción de un grupo de profesores que elaboró un texto de protesta. Decidieron decir “basta, hasta acá llegamos”.
Liana Pividori, profesora de Lengua y Literatura en Secundarios de Santa Fe, es una de las promotoras –junto a otros colegas– de esta iniciativa.
Tiene 25 años de ejercicio de la docencia, primero en escuelas públicas y ahora en dos colegios semiprivados. “En nuestra zona –aclara– un semiprivado es lo mismo que un público porque el chico paga una cuota mínima, por el edificio y los servicios de limpieza. Y los docentes somos empleados del Estado”.
En una charla con Infobae la docente describe con crudeza la realidad que se vive en los colegios y denuncia este “comunismo educativo” que iguala en la ignorancia y atenta contra el porvenir de chicos para los cuales la escuela es la única oportunidad de salir adelante.
— Liana, hace poco expresaste públicamente tu enojo y alarma por una serie de medidas que se están tomando a nivel educativo que profundizan la decadencia de nuestra escuela. ¿Cuál fue el detonante de tu reacción?
— A nosotros nos informan que íbamos a tener una reunión plenaria a fin de año, la convocatoria fue el 28 de noviembre a partir de la circular Nº8 del Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe, en consonancia con un decreto del Ministerio de Educación de la Nación, que daba a las provincias la libertad de adherir o no a estas medidas. En la reunión, los primeros días de diciembre, fue una noticia tras otra que nos dejó alarmados, porque esa es la palabra, salimos todos alarmados de esa reunión, nos comunican un paquete de medidas tales como que a partir de este momento no va a haber repitencias, nadie se lleva materias a rendir, desaparecen las mesas de examen directamente, no existen más, solamente quedarían las de previas de años anteriores a la pandemia, las faltas ya no se tienen en cuenta, a los alumnos que hayan aprobado el tercer trimestre del año se los considera aprobados para toda la materia. Y ese aprobado consiste en el 70% de participación. Es decir, ni siquiera se habla de aprobación de contenidos, basta con lo que se llama ahora trayectoria sostenida. Porque todo esto viene con una nueva semántica. Ya nadie va a “recuperar”. Los chicos pasan a una “instancia de intensificación” porque los discriminamos o se pueden traumar si les decimos que van a recuperatorio. Nos informan además que si aprueban el tercer trimestre aprueban todo el año, e incluso aquellas materias de igual denominación de los años anteriores. Y que las materias se van a agrupar y trabajar en trayectos o áreas: todas las materias que tienen que ver con las ciencias sociales juntas, todas las que tienen que ver con ciencias naturales, todas las lenguas y lenguajes van juntas, y esta es tal vez la unión más forzada, porque lengua y literatura se unen con lengua extranjera, música, plástica y educación física. ¿Y cuál es la situación con los trayectos? Que el alumno también acá con un aprobado mayoritario aprueba todas las asignaturas que están dentro del trayecto. Es decir, si un alumno aprueba plástica, música y educación física por, digamos…
— Añadidura.
— …por añadidura aprueba lengua y literatura y aprueba inglés, aunque no tenga ni la menor idea o no haya hecho ningún trabajo. Este paquete de medidas fue así lanzado a dos días de tener que ponerlo en práctica, el 1° tuvimos la reunión y para el 3 supuestamente ya había que elevar al Ministerio cómo íbamos a implementar todo esto. Entonces nos pusimos a hablar entre los colegas, “acá está en nosotros aceptar o no esta situación”. Charlando en la sala de profesores, en reuniones de pasillo, después ya en la reunión específica por trayectos, la decisión fue: no. Ya dejamos pasar demasiadas cosas, es hora de decir basta. Hasta aquí llegamos. Con esto no pactamos.
— Se supone que la vocación del docente es enseñar y con estas disposiciones tiene que validar que el chico aprendió cosas que no aprendió o que no hubo tiempo de enseñarle.
— Exactamente. Estás siendo parte de un sistema perverso porque le estás diciendo al chico “aprobaste” cuando no aprobó. Estás siendo antiético con tu profesión y atacando la dignidad de ese chico al que psicológicamente le estamos haciendo un daño muy grave porque está viviendo una ficción. Sin que él ponga nada de su parte recibe algo. ¿Cómo funciona en la cabeza de nuestros niños y jóvenes, adolescentes, este hecho? Lo estoy acostumbrando a un mecanismo perverso. Y un punto que me había olvidado es que una de las exigencias es que se incluya el material elaborado por el Ministerio. Ese material surge en el inicio de la pandemia para aquellas escuelas que no tenían conectividad, para que los chicos tuvieran un material. Un material que yo ya había analizado y criticado en otro video porque tiene una marcada carga ideológica. Cuando digo marcada, digo que de diez artículos que trabaja el cuadernillo, ocho tienen algún tinte ideológico muy expuesto, muy definido.
— ¿Esta protesta o reacción de profesores fue masiva, tuvo alguna consecuencia, alguna manifestación pública?
— No. No, la respuesta es mínima incluso de los propios colegas, somos un grupo que estamos haciendo esto, hay padres también apoyándonos, preocupados. Pero hay una doble situación acá: lanzar este paquete de medidas en diciembre tiene la intencionalidad de que haya poca reacción, porque normalmente la mayoría dice “ya estamos en las vacaciones, sí, terminemos el año, después veremos…”. Provocó esa respuesta, que es lamentable, pero que era esperable. No lo justifico, porque todos podríamos haber reaccionado igual pero en este grupo desde el que estamos reclamando dijimos “no, no es cuestión de relajarnos y dejar hasta el año que viene”. Es cuestión de reaccionar ya.
— ¿Qué pasa cuando un profesor como en tu caso, por ejemplo, dice “yo esto no lo voy a aplicar”? ¿Hay margen para no aplicarlo?
— Yo hablé personalmente con los directivos, trabajo en dos escuelas, a ver, la respuesta es: desde supervisión nos exigen. Porque, por ejemplo, el alumno X se llevó Lengua y Literatura a rendir. No hizo nada durante todo el año. Llega a la instancia de intensificación y dice “profesora, yo no quiero presentarme ahora, voy a recuperar la materia en febrero, no hice nada durante todo el año, no tengo ganas de hacerlo ahora, me voy a febrero”. Está haciendo la instancia con otros compañeros. Los demás compañeros presentan los trabajos, hacen la defensa oral, hacen todo lo que deben hacer para aprobar la materia, la aprueban. Pero cuando yo tengo que elaborar la planilla final de notas, la exigencia es que tengo que ponerle un 6 también a este alumno que dijo que él deja la materia para febrero.
— Es increíble.
— Ahí yo digo no. Yo no pongo el 6. No. Si eso lo dice el decreto, está bien, que lo ponga el decreto, que lo ponga la ministra. Yo no voy a poner el 6. Va contra mis principios…
— El mensaje que esto le da a los alumnos es tremendo, no te esfuerces ahora porque mañana… Están comprometiendo su futuro los chicos, sin saberlo. Tal vez crean que esto los beneficia.
— Exacto. Hicimos una página para levantar firmas y gente con la que he hablado me dice “pero el chico que realmente quiere aprender, va a aprender…”. Le digo “a ver, ¿no te acordás de tu adolescencia?” En la adolescencia uno la quiere pasar de arriba. No es porque el adolescente sea bueno o malo, es porque es adolescente. Entonces vos no podés poner sobre ellos la conciencia de tomar la decisión. “El sistema me permite pasar sin aprender pero yo quiero aprender”. Mentira, eso no existe. Si vos le decís vas a pasar sin aprender el chico va a pasar sin aprender.
— Por algo se inventó la escuela, si no los chicos aprenderían solos.
— Sí, yo quiero que la gente sepa lo que pasa realmente porque, por ejemplo, si el chico se lleva la materia, el profesor tiene que contactarse con él, tiene que decirle “Josecito, te llevaste la materia a rendir, tenés que presentarme tal trabajo para tal fecha”. Llega la fecha y Josecito no presentó el trabajo y yo tengo que contactarme, el profesor tiene que contactarse. “Josecito vos tenías que entregarme un trabajo para hoy, ¿qué te pasó?”. Y es más, puede pasar que desde arriba me reclamen a mí porque, a ver, no estimulé lo suficiente a Josecito para que me presente el trabajo. También se hizo esto de las fechas, o sea, Josecito tenía que presentar para diciembre del 2020. Bueno, no, no pudo. Entonces para febrero. No pudo. Entonces para marzo. No pudo. Entonces se corrió para julio. No pudo. Entonces se corrió para diciembre. Y ahora obviamente todavía tienen hasta febrero/marzo. El mensaje es: no importa, sigue habiendo otra oportunidad. Y la vida no es así.
— Otra cosa que se viene haciendo desde hace mucho tiempo es el aligeramiento de los contenidos. Cada vez enseñan menos cosas.
— Exactamente. Esto empezó con los famosos NAP, los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios, pero de ahí en más fue recorte de recorte. Entonces imagínense ahora con lo último, con el tema de las áreas, porque primero recortamos dentro de una misma asignatura pero ahora, al formar el área, encontrar aprendizajes básicos, o prioritarios o indispensables, que ya no saben más qué nombre ponerle, entre todas las materias que forman el área es más recorte, como dije antes, recorte de recorte. O sea, ya es un dibujito de lo que era la planificación.
— ¿Les dijeron si este sistema de calificación por áreas llegó para quedarse?
— El Ministerio no te precisa nada. Juega con esto de los espacios vacíos de información. No queremos que esto se quede. No es la escuela que queremos para nuestros hijos, para nuestros alumnos.
— El grupo que tomó la iniciativa de denunciar esto ¿es numeroso?
— Somos un grupo chico. Queremos crecer. Queremos encarecidamente crecer. Pero de últimas, no importa el número, lo que queremos es que la gente, que el país, tome conciencia. Que haga algo. La mayoría de las instituciones están rotas, quebradas. Y no podemos dejar que la escuela también se quiebre. Más de lo que ya está.
— ¿Hubo alguna reacción de los sindicatos docentes frente a estas medidas?
— Los gremios directamente se borraron. Cuando consultamos con los delegados nos dijeron que ellos no tienen injerencia en el tema porque son cuestiones de política educativa; a lo sumo podrían elevar una nota. Obviamente, no hicieron nada. Lo cual pone una vez más a la luz de qué lado se posicionan. No es del lado de los docentes ni mucho menos de la educación.
— Muchos políticos que dicen que la educación es prioritaria, pero es un título. No tienen idea de lo que está pasando realmente. Hoy el problema no es tanto el presupuesto sino el vaciamiento pedagógico. ¿Han encontrado políticos u otros referentes de la sociedad que sean conscientes de lo que está pasando?
— No. Los que se han acercado son otros docentes y padres. Incluso muchos jóvenes. Jóvenes que ya están terminando o terminaron la secundaria. Están en esa etapa en la que se dan cuenta de cuánta falta les hace lo que no tienen, lo que no recibieron.
— Ahora, si algún político dijera “Profesora, escuché su grito de auxilio, ¿qué tengo que hacer?” ¿Por dónde empezar a reparar este daño?
— Eso es lo más complicado porque ¿cómo revertís años de…? Porque esto no es ahora. Ahora se tomaron estas medidas que terminan de descalabrar todo lo construido. Pero viene de años atrás. Esto empezó a gestarse entre los docentes como para aflojar la resistencia con la famosa capacitación de Escuela Abierta. Una capacitación que hacíamos en las escuelas mismas con materiales que el Ministerio nos mandaba para leer y meditar sobre la realidad educativa. Y concretamente decía que Escuela Abierta surge para modificar los criterios tradicionales meritocráticos e individuales. O sea, venía a rompernos la cabecita así, mes a mes, para que los docentes dijéramos: no, la evaluación tradicional está mal, la meritocracia está mal, el éxito individual está mal.
— Sí, el mérito individual. O sea, hoy un chico se esfuerza y es lo mismo que si no lo hace. Ese mensaje es tremendo.
— Hoy la idea es justamente que está mal, que el que se esfuerza está mal. En una de las publicaciones habían salido tres niños así sentados en los banquitos y la maestra se acerca al que está más adelante y le dice solidaridad es que vos esperes a tu compañero que viene más lento. No, solidaridad es hagamos algo, y esto responde a la pregunta de qué le diría a los políticos, o sea la situación acá no pasa porque el que va más adelantado espere al que va más atrasado, la cuestión acá pasa por qué hacemos para solucionar el problema del que va atrasado.
— Pervierten todo, porque en la escuela se da naturalmente esa solidaridad. Recuerdo haber ido a casa de compañeros para que me expliquen química. Y no quedé acomplejada por eso. A la inversa, muchos compañeros apelaban a mí en lengua y literatura, materias que me resultaban más fáciles. Nos juntábamos en las casas para ayudarnos, hacíamos equipos. Pero eso es nivelar para arriba. Acá la propuesta es nivelar para abajo todo el tiempo.
— Totalmente. Ellos nos envuelven con esta idea de la inclusión pero la inclusión es el trabajo colaborativo que comentabas. Somos un equipo, vos sos buena en lengua, él es bueno en matemáticas, aquel es bueno en historia. Entonces el que tiene facilidad en un tema ayuda al otro para que pueda superarse en esto y él ayuda al otro, nos ayudamos para que todos nos podamos superar. La inclusión es realmente hacer que todos podamos alcanzar logros. No que nos quedemos en la mediocridad. A mí es la primera vez que me pasa que me dicen estás obligada a aprobar a alguien. O sea, nunca había pasado una cosa así. O sea, sí había pasado en otras épocas de decir a ver, por qué tenés tantos alumnos a rendir, fijate, revisa tu metodología, tus estrategias. Pero nunca así de decirte tenés la obligación de aprobar a un alumno. Hay escuelas con docentes que te dicen “yo me tengo que conformar con que el alumno asista a clases porque por la situación social que vive más que eso no puede dar”.
— Habría que cerrar muchos institutos de formación docente y en todos los restantes poner un examen de ingreso muy exigente. Docentes de nivel terciario me decían que hoy ingresan a esos institutos estudiantes que no están del todo alfabetizados. Es un escándalo. Son los maestros del futuro inmediato, en 4 o 5 años. Algunos ya son maestros y se nota. El tema de la formación docente es clave pero se agravó desde que impusieron el ingreso irrestricto en los terciarios y universitarios.
— Sí, yo recibo practicantes de lengua y veo eso. Me acuerdo de una situación muy concreta. Los profesores de práctica no vienen a presenciar las clases de sus alumnos así que vos docente que abrís las puertas de tu clase como coeducador terminás evaluando al aspirante. A una docente de prácticas, en la última clase que daba, cuando vino su profesor, yo le digo “esta chica no puede aprobar porque tuvo tales, tales y tales problemas”. “Sí, sí, me dice, tenés razón”. Cuando la chica termina de dar la clase, delante mío, el profesor de práctica se levanta y le dice “te felicito, excelente tu clase, tenés aprobada la práctica”. Entonces cuando preguntás ¿qué medidas?… Son tantas… Tenés que tener docentes capacitados.
— Por eso digo que ahí es donde primero hay que meter mano, porque de ahí va a salir el futuro mal, o el futuro bien. Porque de nada serviría decir cambiamos los programas, mejoramos los contenidos y la exigencia si no vas a tener docentes capaces de hacerlo.
— La mayoría de los docentes, además, termina su profesorado, su magisterio y hasta que se jubila no hace ningún otro perfeccionamiento, ninguna otra capacitación. El docente no puede dejar de prepararse y perfeccionarse. Por eso, volviendo a la pregunta de lo que hay que hacer, diría: mejorar la formación docente. Hoy los institutos docentes ponen más énfasis en la doctrina política que en preparar profesionales idóneos. Hay que elevar el nivel de los docentes para mejorar el nivel de las escuelas y exigir capacitación docente a lo largo de todo el ejercicio de la profesión. También poner en práctica soluciones que están en papeles, pero no se concretizan, como los gabinetes psicopedagógicos funcionales en todas las escuelas y los docentes de apoyo en todos los cursos donde sean necesarios para ayudar a los alumnos con mayores dificultades.
— ¿Y la disciplina?
— Es necesario sancionar las faltas de disciplina; de lo contrario largamos a niños y jóvenes que no entienden que sus acciones tienen consecuencias; formamos antisociales y hasta potenciales delincuentes. La escuela tiene que brindar calidad y exigir calidad para lograr generaciones idealistas y precursoras.
— ¿Qué pasa a nivel de los padres? Algunos se preocupan, pero muchos docentes se quejan de que los padres son cómplices de este deterioro: que el chico apruebe, que pase de año a como dé lugar y no se preocupan tanto por si aprenden o no.
— Está dividido el tema, hay de todo. A veces para ellos el hecho de que los chicos estén en la escuela es más para guardería que para aprender. Yo trato de mirar el punto positivo y digo bueno, hay padres que se preocupan. O sea, la secundaria los está preparando para la universidad y hay padres que quieren que sus hijos salgan preparados para la universidad.
— En nombre de la inclusión, en realidad se está condenando a la exclusión estructural a muchos chicos. Es una contradicción porque en el fondo piensan que como un alumno es pobre no puede esforzarse. Porque es pobre no hay que exigirle. En el fondo, lo menosprecian.
— Exacto, sí, sí. Es un ataque a la dignidad de ese chico porque cuando vos hablas de igualdad de oportunidades lo que estás diciendo es que aquel que tiene dificultades económicas pueda tener las mismas oportunidades de estudio que el que tiene un buen pasar económico. Con este tema de la inclusión, en realidad esa desigualdad de oportunidades se profundiza todavía más porque como se baja el nivel a un estado lamentable ese chico que la única posibilidad que tenía de salir adelante era la escuela se le terminó. No tiene. Porque la escuela ya no lo promueve. Al chico que tiene una situación económica estable y bueno, le pagarán profesores, demorará en vez de 5, 10 años en hacer la universidad, pero va a seguir adelante. Y a este otro le sacaste la única posibilidad que tenía de superarse en la vida. O sea que en realidad la grieta no se subsana, se agudiza.
— ¿Cómo resumir el mensaje que quieren dejar?
— Hay tantas cosas. Que a la gente le quede claro que tenemos que evitar todo esto de alguna forma. Tenemos que pelear porque está en juego toda la sociedad. No es, como se dice a veces, en la escuela siempre hubo estos cambios. No, lo que está pasando es grave. Lo que está pasando se queda y ya en este momento es muy difícil de revertir. Yo te diría que lo que estamos viviendo es un comunismo educativo. Es decir, donde todos somos iguales pero por la pobreza que tenemos todos o por la pobreza que tienen todos de conocimientos, de oportunidades, de aprendizajes y no podemos convivir con esto. No podemos hacer oídos sordos y dejar que esto pase. Hay que reaccionar. Hay que detenerlo. Hay que pelear por una educación de calidad. O sea, una educación de calidad no se logra sin sacrificio, sin esfuerzo, sin estudio. Eso es sentido común. Es decir, si tengo dos dedos de frente sé que un chico tiene que ir a la escuela y tiene que esforzarse. Y que si se esfuerza merece un reconocimiento y merece ir avanzando. Y si no se esfuerza necesita una corrección pero no porque eso sea discriminación, saquémonos estas ideas raras que nos pusieron en la cabeza. Te dicen “en el primer trimestre no los aplacen”. El chico no hizo nada en el primer trimestre y tenés que ponerle un 4. Ya empiezas mintiéndole. Pónganle un 4 porque si le ponen un 1 le quitan el incentivo. No, si yo le pongo un 1 le estoy diciendo ojo, empezaste mal. Reaccioná porque si no no salís adelante. Pero dicen ah bueno, no hice nada y me pusieron un 4, tal vez el trimestre que viene hago un poquito y me ponen un 6.
— Y se lo van a poner.
— Ni hablar. O sea, hoy ya les estamos diciendo que no precisan hacer nada. Tienen el 6 garantizado. Eso es terrible porque, a ver, no es tan simple como decir bueno, es un chico que va a pasar. No, es una generación que crece con esta idea. A ver, cuando sale del secundario ¿qué? ¿Va a pretender que en la universidad pase lo mismo? Y no va a pasar. ¿Va a pretender que en el trabajo pase lo mismo? Y no va a pasar. No vamos a tener trabajadores aptos. No vamos a tener gente proactiva. No vamos a tener gente que genere nada porque va a estar esperando que se lo den.
— Claro.
— Esa es la gravedad de la situación. Por eso la verdad es que quisiera que nos escuchen, quisieran que nos apoyen, no sé, si tenemos que salir a la calle, si tenemos que manifestarnos, lo que sea necesario para que esto se pueda revertir.