A nadie escapa las dificultades que la pandemia acarrea lo cual ha obligado a enormes esfuerzos por parte de muchos sectores. Casi todos, en mayor o menor medida se han ido tratando de acomodar a la crítica coyuntura, poniendo lo mejor de sí. En algunos casos trabajando pese a las amenazas sanitarias, otras, deteniendo y resignando su labor. Pero hay un sector que parece no haber entendido el contexto del país: los bancos, quienes siguen poniendo palos en la rueda. Productores, industria, comerciantes y la comunidad, necesitan que funcionen en consonancia con el momento.
Por ejemplo, se ha ubicado por parte del Estado Nacional a la producción agropecuaria dentro de las actividades esenciales, pero en muchos casos se dificultan las operaciones por un sistema bancario paralizado y negligente.
Los bancos en Argentina no están preparados para atender virtualmente las demandas de sus clientes por lo que resulta imperioso que la atención por ventanilla se ponga en marcha para acceder a todos los servicios que normalmente ofrecen, sobre todo el retiro de efectivo para pago de salarios y jornales no bancarizados, siempre tomando los recaudos sanitarios.
Por otro lado, debiera dictarse la normativa correspondiente para que no se publiquen en la Central de Cheques Rechazados aquellos que lo fueron durante el aislamiento obligatorio, porque esa información, tomada por las Centrales de Riesgos, afecta de modo grave la calificación crediticia de las empresas y de particulares, limitando el acceso a los instrumentos financieros que en la emergencia ha establecido el Gobierno Nacional.
Resulta importante destacar que las Pymes dentro de las cuales hay muchas empresas y productores agropecuarias, no pueden acceder en su gran mayoría a las líneas crediticias anunciadas para paliar la situación. Sencillamente pasa que las entidades financieras no las ofrecen y cuando lo hacen, ponen las trabas suficientes como para que sea muy complejo acceder. Esta normativa está armada para no prestar, ya que para ser sujeto de crédito en el país que hay cumplir con una serie de requisitos casi imposibles. En resumen, es una medida que no va a salvar a nadie porque los bancos, temerosos de no poder cobrar o disconformes con la tasa de 24 % sólo acceden prestar a quien no lo necesita.
En síntesis, desde la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (FARER) solicitamos a los distintos estamentos del Estado que arbitren los medios necesarios para que el sector financiero aporte soluciones y ocupe responsablemente el lugar que le toca en esta emergencia sanitaria y económica.