El mensaje tiene un objetivo «disciplinador», en especial cuando alude a que se estudian sanciones para los médicos que hablaron del caso. Los destinatarios son todas aquellas personas que saben que el hecho efectivamente ocurrió. No hablen o perderán el puesto es la implícita advertencia que baja de Paraná.
La estrategia de negarlo todo choca con un obstáculo importante: la cantidad y la calificación de las personas a las que hay que silenciar, tanto para que no hablen con los medios como para que incurran en falso testimonio de ser llamados a declarar en los tribunales, como casi con seguridad ocurrirá.
El martes 4 de diciembre, entre las 17 a las 19, en la sede de la Asociación de Magistrados y Funcionarios del Poder Judicial de Entre Ríos, ubicada en calle San Juan y Carriego, hubo una reunión de la que participaron funcionarios públicos de tres reparticiones: Poder Judicial, el Hospital Delicia Concepción Masvernat y el COPNAF (Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia). No fue una despedida del año sino un encuentro formal, de trabajo, destinado a analizar los cambios introducidos recientemente en el Protocolo de Abuso Infantil. Los concurrentes fueron aproximadamente veinte.
La convocatoria había partido del Ministerio Público de la Defensa mediante una nota formal en la que invitaba a gestar un «espacio de diálogo en torno a la temática de ASI -Abuso Sexual Infantil-, con la finalidad de reflexionar e intercambiar acerca de las prácticas en la misma, y de esa manera poder despejar obstáculos y dudas en cuanto a los modos de intervención de los diferentes actores».
Pero sucedió un imprevisto. Los datos principales de la noticia que 48 horas después publicara El Entre Ríos fueron expuestos por los médicos en ese encuentro.
Es decir, para que se entienda mejor, varios Fiscales y Defensores, al igual que los funcionarios y empleados del COPNAF que estaban presentes, quedaron impactados al escuchar de boca de los profesionales de la salud que la indefensa criatura había sobrevivido aproximadamente 10 horas.
Vale agregar que a la reunión no asistió personal hospitalario de menor rango en el escalafón, sino que lo hicieron miembros de su equipo directivo y responsables del área con conocimiento directo del caso.
Es más, en un pasaje del tenso encuentro, en el que en vez de hablarse del protocolo de abuso se terminó debatiendo el del aborto, hubo reproches cruzados entre una doctora del Masvernat y un funcionario judicial.
De no ser porque la causa ya está siendo investigada por el Ministerio Público Fiscal, todos los participantes del encuentro habrían estado obligados, legalmente y en conciencia, a presentarse en los tribunales a denunciar el presunto hecho ilícito del que acababan de tomar conocimiento, a riesgo de devenir en cómplices si no lo hicieran.
A los médicos los movilizó el propósito de que nunca más ocurra algo así. Es por ello que en el encuentro se los oyó solicitar que se superen las «zonas grises» de la normativa que regula su actuación.
¿No sería más sensato que las autoridades de salud imiten el camino seguido por sus profesionales del Masvernat, que en vez de negar la dolorosa realidad en la que quedaron envueltos, resolvieron intentar cambiar el curso de la historia para que haya un «nunca más»?