La suerte de la fiscal Anticorrupción y procuradora Adjunta de la provincia, Cecilia Goyeneche, está echada. Su destitución ya cuenta con los votos necesarios, lo que configura un hecho gravísimo a favor de la corrupción y en una clara señal de amedrentamiento a todos aquellos que se dediquen a investigar a fondo.
En ese escenario, ayer domingo, la vocal Gisella Schumacher votó a favor de la destitución de la fiscal Anticorrupción y procuradora Adjunta de la provincia, Cecilia Goyeneche. Este hecho no sorprende en absoluto: su voto fue una clara devolución de favores para el poder político que la nombró hace poco tiempo sin tener antecedentes jurídicos para el cargo.
En ese momento –abril de 2022- ETER había denunciado públicamente la aprobación por parte del Senado Provincial, que de manera unánime, había convalidado la designación de Schumacher como Vocal de la Sala Civil y Comercial del Superior Tribunal de Entre Ríos. Esa crítica se debió, sencillamente, a la “falta de antecedentes en el fuero específico y vinculación estrecha y reconocida con miembros prominentes del Poder Legislativo sobre el que se investiga judicialmente”, como se consignó oportunamente.
Este nombramiento y el posterior voto en consecuencia, ensombrecen y lastiman al Poder Judicial entrerriano y salpican a las fuerzas políticas que la avalaron en la legislatura, restándoles la legitimidad y credibilidad que la sociedad espera de ellos. Además, no pueden quedar dudas que todo este accionar ha contado con el aval del gobernador Bordet, ya que nada de esto hubiera podido suceder sin su consentimiento.
En este sentido, resulta necesario que se deje de lado la hipocresía. Y nos referimos, por ejemplo, al respaldo público a Goyeneche realizado días pasados por ciertos sectores de Juntos por el Cambio, donde en algunos casos, son los mismos dirigentes que avalaron el nombramiento de Schumacher quienes ahora dicen apoyar a la fiscal.
Cabe consignar que la fiscal Goyeneche es una de los artífices judiciales que llevó al banquillo de los acusados y logró luego su condena a 8 años de prisión al exgobernador Sergio Urribarri; como así también es protagonista de la causa que investiga los miles de millones que se les robó a los entrerrianos a través de los contratos truchos. Era obvio que semejante “pecado” debía tener su castigo, y el oficialismo, con la anuencia de ciertos sectores de la oposición, han operado día y noche para darle su merecido.
Puntualmente, el voto de Schumacher se transforma en el capítulo más de ese escarmiento planificado, y que ETER observó en su momento, consciente de que era una jugada sucia con fines más espurios aún.
Por último, urge que todos aquellos que confluimos en esta nueva opción que es Juntos por Entre Ríos, nos dediquemos a pensar, debatir y diagramar las ideas rectoras y los ejes de gobierno que proponemos, ya que la sociedad entrerriana espera una fuerza novedosa y despojada de los viejos vicios que la política ha sabido construir y mantener.