Se celera hoy la festividad de Santa Rosa de Lima, cuya devoción està muy arraigada en la Argentina. La capital de La Pampa fue bautizada con su nombre,
Isabel Flores de Oliva nació en Lima (Perú) el 30 de abril de 1586, hija de Gaspar Flores y de María de Oliva. Fue bautizada en la Parroquia de San Sebastián en Lima por el sacerdote Antonio Polanco. Recibió la confirmación en el pueblo de Quives de manos del entonces Arzobispo de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo. Todos la llamaban Rosa porque según la tradición cuando era apenas una bebé su rostro se transformó en una rosa. Más adelante ella quiso llamarse Rosa de Santa María. Dedicó su vida a la oración, al sacrificio y la ayuda a los más necesitados.
Murió a los treinta y un años de edad el 24 de agosto de 1617, fiesta de San Bartolomé, como ella misma lo profetizó. El Papa Clemente X la canonizó en 1671. Fue la primera Santa de América luego de producirse la primera Evangelización del continente americano. Hoy sus restos se veneran en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Lima (Santo Domingo) con una gran devoción del pueblo peruano y de América. En Lima se levantó un Santuario en su honor.
La Leyenda de la tormenta de Santa Rosa
En 1615 en la “Ciudad de Los Reyes” (Lima) la religiosa Santa Rosa encabezó una rogativa desde una iglesia, ante el posible desembarco de piratas holandeses que ya habían asaltado el puerto vecino de Callao. De modo imprevisto, una gran tormenta impidió que las embarcaciones se acercaran a tierra y así, la ciudad de Lima quedó a salvo. Los creyentes comenzaron a atribuir la presencia de la tormenta y la huida de los piratas al poder místico de Rosa.
La leyenda se popularizó en Argentina, con gran fuerza en la zona del Río de la Plata, en Córdoba y en la región de Cuyo. Incluso, la capital de la provincia de La Pampa lleva su nombre.
Generalmente las primeras tormentas de la temporada previa a la primavera suelen darse en la fecha de Santa Rosa.