Uno de los programas radiales con mayor vigencia y audiencia en la ciudad, El baúl de los recuerdos, con la dirección, conducción y producción de Liliana Schereldeseker, cumplió el pasado sábado 28 años
“Era joven y escuchaba a Mochín Marafiotti cuando tomaba sol a la siesta y me encantaba escucharlo (N. de la R. Francisco Marafiotti, productor discográfico, musicalizador, presentador, compositor, cantante y músico argentino, creador de La música de Mochín Marafioti, un multipremiado segmento radiofónico luego renombrado Algo para recordar), cuenta Liliana sobre aquello que la inspiró a idear el programa.
Con su voz calma y clara, continúa: “Tuve la oportunidad de ser productora de LT27, y ahí empecé a hacer otro programa. Me gustaba la música del recuerdo, llevaba discos, cassettes –porque fuimos pasando por todas las etapas–, y ahí soñé con producir un programa de entretenimientos”.
“Era febrero, que normalmente es un mes bastante difícil. Tenía necesidad de trabajar mi mente, estar atenta a otras cosas, y necesidad económica también”, relata.
Así comenzó a producir El Baúl de los Recuerdos, siempre acompañada por su familia, cuenta Liliana: “Ahí estaba mi abuela sosteniéndome, yo con el Winco los viernes, o sábados, y luego los domingos”.
Los primeros programas fueron en la FM Centro: “Empecé los sábados de 9 a 10, y los domingos de 9 a 11”. Poco tiempo después, explica, le ofrecieron ser directora de la FM Del Sol: “Acepté y me pasé al domingo, 3 horas. Estuve 3 años en la Centro y hace 25 que estoy en la Del Sol”.
La vigencia de El Baúl a lo largo de casi 3 décadas se explica por varias razones, dos de ellas quizás sean las más nítidas: el amor por la música “del recuerdo” –que abarca a más de una generación–, y el siempre fluido intercambio con la audiencia.
“Ha ido cambiando el formato, según la demanda de los oyentes y también las inquietudes de uno mismo. Lo que noto es que los amigos de El baúl quieren escuchar música, entretenerse, distenderse, y que nos da la posibilidad de cada uno, con esa canción que va escuchando, de transportarnos a un momento, a un lugar especial”, sostiene la conductora. Y amplía: “Fue pasando por distintos momentos, muchos recuerdos. Primero era mucho de historia de la ciudad, del país y del mundo, y menos música. Después hicimos muchos sorteos, algo que a la gente le encanta, pero eso lleva mucho tiempo y hay menos música”.
“Cuando charlo demasiado me lo dicen, pero cuando falto –aunque me cuesta mucho, porque es una parte de mi vida, es como un hijo– ahí notan la ausencia”, sentencia y sonríe Liliana, como si tuviese enfrente a sus escuchas y se lo estuviese diciendo.
Cuando cuenta sobre El Baúl, su conductora lo hace siempre en primera persona, a veces en singular, y muchas, la mayoría de las veces, en plural, porque siempre la acompaña un equipo de personas que hacen posible “su sueño”.
En ese sentido, sobre el cierre de la charla se toma un momento para agradecer: “A todos los operadores que en estos 28 años han pasado, a los locutores o amigos que se han hecho cargo cuando tuvieron que suplirme, y a las casas comerciales, que me protegieron en su primer momento hasta como terapia, y hoy me siguen acompañando. Hemos pasado distintos momentos, buenos, malos, como los de nuestro país, y todos le seguimos poniendo el alma a este programa”.
(Nota de El Pueblo)