Sin respuestas, los habitantes del lugar resisten al borde de la barranca y adentro de casas que se siguen partiendo. Las grietas son cada vez más grandes y el peligro crece. Mirá el informe
Los deslizamientos de la barranca en Diamante continúan y ponen en serio peligro a las familias. Día tras día, los habitantes del lugar, que todavía esperan por nuevas viviendas, ven cómo se fracturan sus casas y los riesgos que tienen que padecer.
«El movimiento es de noche y cada vez más. Cuando me levanto, veo que la grieta es cada vez más ancha. Tenía el piso derecho y se van haciendo escalones», contó una de las mujeres, que espera respuestas concretas por parte de las autoridades.
El problema no es nuevo. Por el contrario, es una problemática histórica, por las características propias de la tierra arcillosa sobre las que se erigen las barrancas y que, con el paso del tiempo, se siguen erosionando.
Otra de las vecinas afectadas por la situación, contó por qué tuvo que volver a su hogar, a pesar de los serios riesgos a los que se expone. «A mí me sacaron cuando empezó todo. Estuvimos un mes fuera de casa. No solucionaban nada, teníamos que andar en casa ajena. Es difícil. Ahora volví a mi casa», sostuvo.
El drama incluye a varias familias, tanto en la cima como los pies de la barranca. Una de las vecinas de la costa advirtió: » Estando de día o de noche se puede caer la barranca arriba de nosotros. «Todavía seguimos teniendo miedo porque no nos entregaron las casas», remarcó.
Román también resiste en su casa, esperando la contención del Estado. «Volvimos porque no teníamos otro lugar, otra vivienda para vivir, a pesar de que esto se sigue desbarrancando. De prestado tampoco vivís tranquilo», expresó. Además, resaltó que las casas prometidas todavía no llegaron y hay muchos chicos en la zona que padecen este problema.