El fútbol logra que un día el empleado comunal que barre la acera vea salir de su casa al exitoso médico y se detenga para comentar el gol del día anterior, del equipo que los une o de la rivalidad que los separa.
Eso logra el fútbol, las cosas más impensadas pero en la Argentina sin dudas la impronta nuestra hace honor a nuestra idiosincrasia. No sólo el club Alumni desapareció, los más mayorcitos vimos casi desaparecer al deportivo Español.
Vimos situaciones increíbles. Exportamos los jugadores de élite más renombrados.Creamos de la mano de Grondona la maquinaria de corrupción más significativa de la FIFA.
El fútbol argentino sin duda acompañó la decadencia Argentina y ratifica esa idea ver un impresentable como Moyano de presidente del glorioso Independiente.
Pero hubo una excepción en este tiempo y ella fue el Sr. Marcelo Daniel Gallardo. El fue la antítesis de nuestra realidad. La construcción de un proyecto en primera persona. El apostar que el trabajo diario organizado da como resultado el éxito inexorablemente.
Gallardo no dio clase de como aún viniendo de un hogar humilde se puede llegar, dejar a un lado la soberbia y hasta sacrificar lo personal en aras del objetivo. A estas alturas ni siquiera importa si dirigió River, si importa la enseñanza.
Nuestro país parece cada vez más alejado de esto llevado adelante por un gobierno de corruptos con una oposición en su mayoría inútiles de interpretar lo que se debe hacer para cambiar el curso. Gallardo fue mesurado hasta incluso en seguirse quedando en el poder ( enseñanza para varios) ya que fue consiente que su modelo lo considero agotado o desgastado .
Tal vez no todo esté perdido, tal vez un día el decente no importa de donde venga dirija las instituciones gubernamentales, tal vez un día la Argentina sea el espejo de muchos que se sacrifican a diario, de muchos creadores, de muchos Gallardos.
(El Oscense)