Aquel día, un avión modelo Fokker F-28 Fellowship 1000 de Aerolíneas Argentinas, despegó desde el Aeroparque de Buenos Aires con dirección a Concordia. Cuando el aparato ya estaba aproximándose al aeropuerto el piloto confundió las luces de la pista con las luminarias de la represa Salto Grande -que aún se encontraba en construcción- y en vez de aterrizar en la terminal cayó sobre un bosque de eucaliptos que le sirvieron de amortiguación.
“Voy a contarles otro milagro… y milagro en serio. Se cumplen 50 años de la tragedia de los Andes, pero hace 47 años en Concordia se cayó otro avión y no murió nadie”, comenzó Schinder en Twitter.
“El avión era un Fokker F-28 y viajaba de Buenos Aires a Concordia. Pero nunca llegó al aeropuerto Pierrestegui… ¿Cómo que no llegó? No, el avión se pasó y se estrelló en un campo de eucaliptus en el medio de la nada”, añadió la arquitecta.
La madre de Ileana junto a su hermana, en una foto tomada en una fecha cercana al accidente en el que ambas sobrevivieron. (Twitter: @IleanaSchinder)
La madre de Ileana junto a su hermana, en una foto tomada en una fecha cercana al accidente en el que ambas sobrevivieron. (Twitter: @IleanaSchinder)
“Mi mamá no tenía mucha experiencia en vuelos, así que nunca se dio cuenta que el avión se había estrellado, a pesar del impacto”, contó Schinder y agregó: “La nave cayó ‘de panza’ en la noche, y se partió de tal manera que mucha gente salió por ahí, muchos de los pasajeros no se acordaban ni por donde salieron”.
Entre los recuerdos que su familia nunca dejó de repetir, rememoró algunas voces. Por un lado la del controlador del aeropuerto local que le dijo a Raúl, padre de Ileana, que las esperaba en Concordia: “No sé Raúl, pasó el avión y cayó allá”.
Luego, en medio de la caravana de autos y ambulancias que salieron en medio de la noche, alguien le dijo “Raúl, ahí la vi a tu señora que viene más atrás, con la nena. Están bien”. Esas palabras le devolvieron el aliento al hombre, que hasta el momento sólo sabía que se había estrellado el avión en el que viajaba su esposa embarazada y su hija.
Otro de los recuerdos es el de una azafata que, una vez que el avión ya estaba destrozado en tierra, le dijo a la madre de Ileana: “Tome señora, para la nena”. Le alcanzó una frazada con tramado escocés en la cual fue envuelta la hermana de Ileana.
Por último, Schinder contó que el hecho nunca fue esclarecido del todo. La única explicación fue la que se mencionó antes: todo habría sucedido por un error del piloto. “Todo lo técnico nunca se supo, pero cada detalle comprueba que fue una serie de eventos afortunados”, concluyó.