“20 mil habitantes, sin pobreza, parque industrial repleto y, lo que más me llama la atención, un enjambre de ONGs que indican un sólido tejido social. ¿La receta? Cultura del progreso”, escribió Reato en su cuenta de Facebook, al lado de una selfie, en cuyo fondo se aprecia el portal de ingreso a Crespo.
Aunque enfatiza un interrogante, Reato no deja de insinuar también una respuesta. En especial allí donde resalta la existencia en esa localidad de un “sólido tejido social” compuesto de un “enjambre de organizaciones no gubernamentales”, condición tal vez indispensable para que una comunidad salga adelante. Y remata con otra clave: “cultura del progreso”, dando a entender que antes que los recursos naturales es la cuestión cultural la palanca invisible que pone en marcha el crecimiento.
Aunque Reato no lo dice, Crespo tiene otras particularidades. Por ejemplo, la presencia de una cooperativa potente, con un local comercial estilo “hipermercado” que nada tiene que envidiar a las grandes superficies de las cadenas multinacionales, como Carrefour o Walmart, que, dicho sea de paso, no se han instalado en la localidad.
Crespo tiene también una estrecha ligazón con la actividad agroindustrial, otro factor que seguramente tendrían en cuenta los economistas al evaluar su singular progreso.
Como sea, Reato logró su objetivo. Con pocas palabras invitó a sus seguidores a mirar hacia aquellas comunidades argentinas donde hay progreso y a descubrir las causas, seguramente con la secreta aspiración que el resto pudiera imitarlas.