Un emprendimiento textil hizo que Alfredo Rodríguez desembolsara $470.000 de su bolsillo para comprar una camioneta. Eligió una Volkswagen Amarok, modelo 2014, usada. «A fines de 2016, cuando la compré, no me alcanzaba el dinero para adquirir una cero kilómetro. Entonces encontré esta en una concesionaria, supuestamente con 67 mil kilómetros», explicó.
El andar era perfecto. Rodríguez, realizador audiovisual de profesión, necesitaba su camioneta para transportar los equipos en los diferentes trabajos que le surgen en Chaco, su provincia natal, como también en Buenos Aires y otros lugares del país. «Comencé con un proyecto en la industria textil y viajé a Capital Federal para comprar insumos, entonces la camioneta funcionaba como el vehículo personal y también un utilitario laboral», agregó.
En octubre de 2017 ocurrió lo impensado: «Estaba en la calle y se me acercó un hombre a decirme que había sido el dueño anterior de la camioneta. Me preguntó cómo andaba y cuántos kilómetros le había hecho a los 160 mil que él le hizo cuando la tenía. Al principio pensé que se estaba confundiendo, pero él tampoco podía creer que mi tablero marcase cerca de 80 mil. Este hombre es comerciante y viaja por todo el país, tenía sentido que la camioneta estuviese tan ‘caminada'».
Rodríguez fue a la concesionaria DonCar, en donde le dijeron que el dueño anterior había hecho tal maniobra. Pero no entraba en su lógica: ¿para qué iba a contarle que la camioneta tenía tal kilometraje si luego la vendió adulterando ese número? «No les creí nada a los de la concesionaria. Les pedí que me den una camioneta con los kilómetros que yo había comprado o que me resuelvan el problema», sostuvo Rodríguez.
Y agregó: «Según averigüé, con los kilómetros que tenía, debería haberme salido $400 mil. Pero hay un hecho más grave. Me estaba yendo de vacaciones a Brasil y se me rompió una correa de distribución. Tuve que llevarla a un taller oficial porque tenía a toda mi familia esperando para irnos de vacaciones. Y me salió $45 mil. A medida que pasó el tiempo encontraba más elementos para darme cuenta de que alguien me había mentido. Luego, para dejarla impecable, debí invertir otros $40 mil más».
El segundo hecho que colmó su paciencia fue cuando se enteró de que el 26 de junio de 2015, el primer dueño había realizado un service en donde la Amarok tenía 83.557 kilómetros.
«Yo tenía la prueba de que la estafa la habían hecho ellos. Pero entendí que estas empresas están acostumbradas a que nadie pueda hacerles un planteo serio porque con su equipo de abogados llevan a los clientes hasta el hartazgo y todos se cansan. Pero yo voy a ir hasta las últimas consecuencias», advirtió.
La legislación argentina no contempla una pena por este tipo de estafas. En otros países, como España, cada kilómetro adulterado se multa con un euro. «Me di cuenta de que en nuestro país muchos padecemos este tipo de inconvenientes. En este caso a la concesionaria le deja más dinero vender un usado de esta forma que un cero kilómetro. Para que quede claro: se la tomaron al anterior dueño a un 40% menos que el valor de mercado, porque el hombre me confesó que había sacado otro vehículo y así fue el arreglo. El negocio que llevan a cabo es millonario», confesó Rodríguez.
(Infobae)