Explicó que todo comenzó cuando su hija y su – ahora – ex novio tuvieron un hijo. “Creció bien, pero un momento determinado empezaron los problemas y disgustos” tanto entre los padres, como en el comportamiento del menor.
Los abusos habrían comenzado hace aproximadamente unos dos años, cuando el niño volvía de ver a su padre, quién tenía un régimen de visitas establecido pero seguía “despechado, porque mi hija no quería tener más nada con él”, comentó Diana.
“En ese momento, mi nieto tenía 3 años y medio”, agregó la abuela. Detallando que los comportamientos que llamaron la atención incluían aislamiento y trastornos físicos como vómitos y diarreas reiteradas.
A pesar de las consultas con profesionales médicos locales y del Hospital Garraham de Buenos Aires, la familia no podía tener un diagnóstico escrito. “Lo paraba y se caía”, explicó Diana. Subrayando que “estaba como ido”.
Abusos
Luego de un largo periplo de exámenes clínicos, que hasta incluyó el hallazgo de “un parásito” transmisible por vía sexual y electroencefalogramas, la familia fue increpada por una de las profesionales. “Nos trataban en el Garraham medio seco hasta que una médica nos dice “el nene está siendo abusado”, dijo la abuela.
A pesar de esa terrible afirmación, siempre según los dichos de Diana, la profesional no redactó informe o diagnóstico alguno. “Nos mandó de vuelta para que lo tratemos acá y que hagamos la denuncia”, narró.
Denuncia y secuelas
La abuela comentó el largo peregrinar de instituciones a los que recurrieron para dar a conocer el caso. Desde el Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (COPNAF) hasta los Tribunales de concordia; donde el menor fue citado hasta en tres oportunidades en Cámara Gesell.
En la actualidad, el menor ya tiene más de 5 años y “la tengo a mi hija en silla de ruedas producto de un ACV, con parte de su cuerpo inmovilizado”, aseveró la denunciante.
Acceso carnal
Ya con patrocinio legal, Diana afirmó que no dejará que el caso quede en la nada. Llorando, contó la trágica escena cuando una de las tantas médicas consultadas, les hizo poner unos guantes y les advirtió: “Lo que van a ver no es agradable”. Acto seguido, les mostró las graves heridas en el ano del menor.
“Les hizo levantar las piernitas y usted no sabe lo que fue ver eso”, expresó en sollozos. Agregando que pudo ver – con todo dolor – “las huellas, las cicatrices que le dejó la penetración”.
La abuela puntualizó que “tenía todo desgarrado la zona del ano” y que recién allí pudo tener un documento médico que avalara el abuso sexual sufrido por el niño.
Siempre apuntando al padre, y que los ataques serían en represalia para con la madre, Diana informó que en estos días, la causa “por abuso sexual, con acceso carnal”, sigue sumando informes de profesionales.
Todo mientras el menor continúa con dolores y manifestaciones físicas y psicológicas de todo tipo. “Mi nieto es mi luz y yo soy luz para él”, remató llorando la familiar.