A medida que pasan los días se va teniendo una mejor noción del nivel delictivo alcanzado por la banda desbaratada en Concordia. Una ciudad muy afectada por la violencia y la inseguridad, situación en la que tuvieron mucho que ver los implicados, ya que además de perpetrar violentos robos, vendían drogas y armas, flagelos que inundan la Ciudad del citrus.
Se trata de una organización pocas veces vista en la provincia, más allá de lo observado en algunas bandas de narcotráfico: con una estructura de al menos 23 personas, compartimentada de acuerdo a cada actividad, los principales cabecillas dictaban órdenes que cumplía cada célula de acuerdo al golpe que tenían que dar. Estaban los especialistas en el ingreso a viviendas, otros para las entraderas a mano armada, los que se dedicaban al abigeato y los encargados de la distribución y venta de drogas, entre otras actividades.
En las imputaciones formales e indagatorias realizadas por el fiscal de la causa Francisco Azcué y el coordinador José Costa, que comenzaron a las 18 del lunes y terminaron a la 1 de ayer, se ha configurado una Asociación ilícita con todas las letras. Muchos de los detenidos no se conocían entre sí, porque a ese nivel organizativo había llegado la empresa criminal.
A los dos policías detenidos, Ricardo Matías Petelín y Ricardo Raúl Bentancor, los imputan, por un lado, haber aportado información y recursos para los hechos delictivos; por otro, haber participado activamente en algunos atracos. Además, uno de ellos fue acusado por Facilitación de la prostitución, ya que brindaba protección a un prostíbulo, y por comercio de estupefacientes.
La investigación desarrollada por el fiscal Azcué, junto a Javier Ramírez (División Investigaciones de la Dirección de Delitos Rurales), Javier Duarte (Abigeato de Concordia) y José María Rosatelli (División Criminalística Concordia), comenzó a fines de octubre de 2019, ante la sospecha sobre varios sujetos, entre ellos los dos policías, que dirigían las actividades delictivas. Al constatar la gran cantidad de personas que estaban implicadas, siguió con escuchas telefónicas. El domingo a la madrugada se hicieron los 17 allanamientos, todos con irrupción en las viviendas, para los cuales se seleccionaron policías de distintos lugares de la provincia.
Uno de los puntos que se habían observado era el comercio ilegal de armas, en una ciudad donde abunda el armamento de todo tipo y la violencia. Esto se corroboró en un allanamiento donde localizaron decenas de armas de cualquier calibre, hasta un fusil Mauser, y gran cantidad de municiones, ya que la provisión de balas también era un rubro muy redituable.
En este domicilio se encontró también mucha mercadería con membretes de Presidencia de la Nación (como packs de alimentos y agua) e indumentaria de construcción de planes sociales, herramientas como hormigoneras, todo sin uso y lleno de polvo, por lo que lo tendrían allí desde hace tiempo. Parte de esa mercadería, incluso, ya estaría vencida. Por esto se abrió una causa aparte, para establecer el origen y si se está ante otro delito.
Hoy será la audiencia de prisión preventiva, donde la Fiscalía pedirá el encierro en cárceles al menos a los principales responsables. Entre otros motivos, porque la investigación aún continúa al mismo ritmo, en busca de más cómplices que todavía no fueron identificados, y los que pueden surgir del análisis de los celulares secuestrados.
“El uniforme no se mancha”
En una entrevista con LT 15 Radio Litoral, el oficial Javier Duarte de Delitos Rurales habló sobre esta causa: “Comenzó por un robo a mano armada, se fue ampliando, se armó una asociación ilícita y se inicia una causa mucho más amplia”. Consultado acerca del territorio donde operaba la banda, dijo: “Por el momento, dentro del Departamento Concordia, pero no quita la posibilidad de que se podría ampliar”. Y remarcó que cometían “desde el delito más pequeño hasta el más grande, estaba bien organizada, tenía una buena logística y organización”.
Sobre haber descubierto a dos compañeros de la Policía en estas actividades, Duarte reflexionó: “Uno sabe desde que entra a la Policía si está del lado de la ley o en la vereda de enfrente. Uno tiene que tener en cuenta que el uniforme no se mancha, tiene que ser honesto e investigar, sea quien sea. Por ahí hay cosas que cuestan y duelen. Lo importante es que la gente se quede tranquila, no están todos metidos dentro de la misma bolsa, muchas veces son tres o cuatro y se generaliza”
(UNO)