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La falta de curas lleva a la Iglesia Católica a discutir la ordenación de hombres casados

noviembre 3, 2019
La posibilidad se aprobó en el Sínodo sobre la Amazonía y reinstaló el debate sobre el celibato. En Entre Ríos solo hay 30 seminaristas formándose.

En el Sínodo sobre la Amazonía se aprobó el sábado la propuesta de poder ordenar sacerdotes a hombres casados en las zonas más aisladas de esa región. El texto subraya que “deben ser idóneos y reconocidos de la comunidad, tener un diaconado permanente fecundo y recibir una formación adecuada, pudiendo tener una familia legítimamente constituida y estable”. La iniciativa fue propuesta ante la falta de curas que puedan impartir los sacramentos en las zonas más remotas.

El encuentro celebrado en Roma durante tres semanas contó con la presencia de 184 obispos que debatieron el tema, y esta medida recibió 128 votos a favor y 41 en contra. Fue una discusión controvertida, ya que podría impulsar un cambio en la disciplina del celibato que existe en la Iglesia Católica desde hace siglos, si bien el documento elaborado por los referentes religiosos subraya que el celibato es un “don de Dios”, y será ahora el papa Francisco quien deberá expedirse sobre el tema.

La falta de vocación es un problema que aqueja a la religión católica desde hace tiempo, pero los eclesiásticos a cargo de la formación de nuevos párrocos descreen que el celibato sea una barrera que aleja a los jóvenes de la opción de formarse como sacerdotes.

El padre Cristian Torres, rector del Seminario Arquidiocesano de Paraná Nuestra Señora del Cenáculo, contó a UNO que actualmente hay en total 20 personas formándose para ser curas, de las cuales dos están próximas a ordenarse: “Son ocho años de preparación, que incluye cuatro años de Filosofía y materias pedagógicas, y los otros cuatro años son más bien vinculados hacia lo sacerdotal, la Teología, Biblia, entre otros temas”.

Este año ingresaron solamente tres jóvenes y el religioso analizó: “La dificultad que tenemos aquí en cuanto al número es una realidad nacional que se ve en casi todos los seminarios. Estadísticamente, en las décadas del 80 y el 90 hubo un crecimiento muy grande, después fue decreciendo, y en los últimos años en general los seminarios de Argentina tienen pocas vocaciones en cuanto a cantidad”.

“Creo que el celibato no es la causa, incluso las religiones que tienen pastores casados, como la iglesia anglicana o la oriental, no dejan de tener otro tipo de dificultades que también complican la vida eclesiástica. El tema no pasa por casarse o no casarse, sino por una cuestión de mayor radicalidad evangélica, que en el caso del que se casa también tiene que vivirla, pero es un tema que por su complejidad requiere muchísimo análisis”, sostuvo, y agregó: “La propuesta evangélica no siempre es atractiva para los jóvenes y les cuesta un poco más; y tiene que ver también con que no damos el mejor testimonio los consagrados y eso va a haciendo que no sea tan sencilla la opción”.

Por su parte, el padre José María Aguilar, rector del Seminario Mayor Diocesano María Madre de La Iglesia, de Gualeguaychú, contó a UNO que actualmente hay 10 personas preparándose en el camino hacia el sacerdocio: “Hay uno que va a ser ordenado ahora, el 29 de noviembre, y después quedan nueve en el proceso de formación”, dijo, y comentó: “El ingreso es muy regular, el año pasado ingresaron cuatro y este año ninguno”.

Respecto de esta situación, evaluó: “Creo que es parte de la realidad pastoral general de la iglesia. Una realidad de las diócesis es que hay pocos grupos de jóvenes, y al no haber una necesidad eclesial que sea convincente para que los chicos estén en una parroquia, no descubren esa necesidad, ese perfil por ser curas. Creo que el celibato no es la causa”.

Acto seguido, aclaró: “Por lo que estoy viendo, la Iglesia no va a avanzar en suspender el celibato, aunque sí puede avanzar el tema de la ordenación de hombres casados, que no son cuestiones que se oponen, pueden existir las dos realidades y no se debe dar una confrontación. Por ejemplo, el tema de los hombres casados diáconos está creciendo mucho”.

Sobre este punto, indicó: “Acá tenemos el Diaconado Permanente para hombres casados. Ya hay siete hombres que se ordenaron en Concepción del Uruguay, en Victoria, en Gualeguay y en Gualeguaychú. Y en proceso de formación son 10, que también representan al Departamento Islas, a Concepción del Uruguay, a Gualeguay y a Gualeguaychú”.

Entre sus funciones están anunciar el Evangelio, bautizar, asistir al sacerdote en el altar, celebrar matrimonios, distribuir la comunión y dar testimonio cristiano ayudando a los más pobres, pero no puede presidir una misa, brindarle la unción a los enfermos ni confesar, y respecto del tiempo que lleva acceder a este tipo de ordenación, indicó: “La del diaconado es una cuestión personalizada, cada uno vive en su casa, con su familia, tiene sus tareas y el proceso de compromiso y de maduración es diverso. No solamente por la persona de ellos sino también por las circunstancias que los rodean. Entonces, más o menos la promoción puede llegar a ser de entre cinco y seis años, y el estudio propiamente son tres años”.

El rector del Seminario de Gualeguaychú destacó además que existe una propuesta basada en el diaconado de la mujer, que también fue abordado en el Sínodo: “Es un tema interesante. Hace tres años las superioras generales le pidieron al Papa que se aborde la posibilidad de estudiar este tema. Se hizo una comisión teológica y entonces se vio, por lo que se estudió en ese momento, que el diaconado de la mujer no sería equiparado al diaconado del varón como sacramento del orden, sino más que nada como una bendición, relacionada con las cuestiones muy propias, como el bautismo y el trabajo con las mujeres en las comunidades. Ahora se pidió nuevamente en el Sínodo volver analizar el tema y el Papa dijo que se volvería a formar una comisión incorporando otra gente, para tener otro tipo de mirada, porque está documentado en la Iglesia que había diaconisas, pero no se sabe bien si pertenecían a lo que hoy entendemos como sacramento del orden o a otro ministerio”, explicó.

Elección de vida

El padre Mario Taborda, párroco de San Benito y uno de los encargados de formar a los diáconos en la Arquidiócesis de Paraná, también se refirió a la resolución del Sínodo de la Amazonía de ordenar hombres con familia a cargo y expresó: “Se trata de una tendencia que va surgiendo en algunos ámbitos que también accedan a la vida consagrada quienes están casados”.

“Nosotros tenemos el Diaconado Permanente para los laicos casados se consagran a Dios y participan de la vida espiritual y de la conducción religiosa del pueblo de Dios. Es una figura que estuvo desde los comienzos del cristianismo, fue tomando forma con el tiempo y en los últimos siglos está instituido de manera formal. En nuestra Diócesis en Paraná es algo novedoso, porque siempre hubo muchos sacerdotes, pero en otras zonas desde funciona desde hace alrededor de 40 años”, explicó, y contó que en la capital entrerriana hay tres diáconos ya ordenados y seis personas que están completando la formación.

Consultado sobre la posibilidad de suprimir el celibato para los curas en la Iglesia Católica, opinó: “El celibato es una norma en la Iglesia, y si bien hay algunas corrientes que no la comparten, se trata de una tradición muy fuerte y es realmente un camino que algunos no están dispuestos a hacerlo y piden que se suspenda la ley del celibato”.

“Hay distintos criterios, pero la Iglesia se inclina por mantener el celibato como una riqueza de la tradición cristiana y como una experiencia de realización en la vida de las personas. Es una elección de amor, concluyó.

Por Vanesa Erbes