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Cáncer: el estrés del paciente oncológico en el foco de una investigación de la UAP

diciembre 18, 2022
La validez de las herramientas utilizadas para enfrentar la enfermedad son parte de un estudio del psicólogo Raúl Sánchez Urbano, becario doctoral del Conicet y la UAP

La recolección. De los datos se llevó a cabo en instituciones de tratamiento oncológico de  Paraná y Libertador San Martín, también se realizó una convocatoria usando redes sociales de  diferentes instituciones oncológicas.

Los pacientes con cáncer suelen tener impacto en su salud mental, sin embargo no siempre piden apoyo psicológico. La mayoría manifiesta ansiedad, depresión e irritación. Los entornos de los tratamientos son un punto que no favorece el estado de ánimo. El desgaste por el tratamiento y los efectos en sí suelen trastocar las emociones, al igual que los espacios físicos y lugares por donde deben transitar como son el consultorio del oncólogo, el centro de radioterapia, los hospitales.

Con un cuestionario que los pacientes oncológicos completan en pocos minutos, el psicólogo Raúl Sánchez Urbano, investigador de la Universidad Advenstista del Plata (UAP) y becario doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y técnicas (Conicet) lleva adelante un estudio que tiene como objetivo conocer la validez de medición de los instrumentos de estrategias de afrontamiento, regulación emocional y percepción del estrés en los pacientes con diagnóstico de cáncer.

—¿Cómo surgió la idea de un proyecto de investigación que evalúe las emociones en pacientes con diagnóstico de cáncer? ¿Era un tema que venía trabajando?

—La idea surge a partir de una investigación previa realizada en nuestro centro de investigación sobre factores relacionados al desarrollo de cáncer en pacientes con diagnóstico de cáncer de próstata. Además de factores relacionados a hábitos del estilo de vida y ambientales. Los resultados de ese estudio también encontraron que las emociones eran uno de los principales factores asociados al desarrollo de esta enfermedad.

—¿Qué se sabe de la situación emocional de los pacientes oncológicos que llevan adelante en principio un diagnóstico y posteriormente un tratamiento?

—La palabra cáncer, para las personas en general, tiene una connotación asociada a la muerte. Entonces cuando la persona recibe la noticia del diagnóstico surgen temores primeramente referidos al fin de la vida, ese es un momento importante para aclarar las dudas y temores para que el paciente pueda con ello sentir contención y aclarar de mejor forma su situación y permita lograr una mejor regulación de sus emociones.

Durante la etapa del tratamiento, muchos pacientes me han comentado que experimentan la vida como una nueva forma de dar explicación a la vida, reestructurar los valores y afianzarse más en su círculo de apoyo social.

Es importante comprender que las emociones del paciente van a ser fluctuantes. Donde se presentan días de estados de ánimo positivos y otros no tanto. Por lo que la persona tiene que afrontar constantemente estos cambios emocionales y el acompañamiento tanto de familias, amigos y profesionales, cobra mucha importancia.

—¿La herramienta de medición fue una encuesta? A grandes rasgos, ¿qué se preguntaba? ¿a quiénes estaba dirigido? ¿Dónde se buscó a los encuestados?

—La encuesta está basada en tres cuestionarios uno que evalúa estrategias de afrontamiento, otro la regulación emocional y otro la percepción del estrés. Las preguntas apuntan no tanto a la experiencia emocional como tal, más bien a la manera de lidiar con dicha experiencia emocional, el control que se tenga sobre la situación en la que se encuentra y las estrategias tanto de pensamiento como de conductas que se realizan para hacer frente a las circunstancias. Formas como intentar pensar en otra cosa para disminuir emociones negativas, búsqueda de apoyo social y espiritual, sentimientos de culpa, expresión o resguardo de las emociones, distracción con actividades, entre otras.

La recolección de los datos se llevó a cabo en instituciones de tratamiento oncológico de Paraná y Libertador San Martín, también se realizó una convocatoria usando redes sociales de diferentes instituciones oncológicas.

Además, actualmente el estudio continúa en una etapa donde se evalúa el impacto de hábitos de estilo de vida en las estrategias de afrontamiento regulación emocional y la percepción del estrés

—¿Qué pudo observar respecto de las respuestas de los encuestados? ¿Qué circunstancias le llamaron la atención?

—En este caso cabe recordar que esta etapa del estudio tiene como propósito evaluar la validez de los cuestionarios en pacientes con cáncer, así que los resultados que pudimos observar fueron basados en función de los aspectos emocionales a los cuales los pacientes consideraban relevantes. En ese sentido uno de los aspectos que más me llamó la atención y que esperaba encontrar, pero no fue así, fue el uso de la planificación como recurso para afrontar la enfermedad.

Una posible explicación a la poca planificación en esta etapa puede deberse a que gran parte de las decisiones del tratamiento son tomadas por los profesionales de salud, familiares y/o acompañantes. Entonces en ese sentido es importante que el paciente comprenda que aún hay mucho por hacer y que pueda lograr independencia a pesar de que muchas decisiones no sean tomadas directamente por el paciente.

Y como ya había mencionado, las emociones son muy cambiantes y el apoyo de las personas cercanas en momentos difíciles es vital en la aceptación de la enfermedad, ya que a pesar de lo que se espera, son las personas cercanas las que más negación presentan sobre la situación y eso hace que el acompañamiento muchas veces no sea el adecuado.

Canalizar sentimientos

Para gestionar sus emociones, el paciente oncológico pone en marcha diferentes recursos: su propia personalidad y su espiritualidad (muchos buscan refugio en la religión, la meditación, el yoga, el reiki), y el entorno: el social (la familia, los amigos, los compañeros de trabajo) y el profesional (el equipo médico).

La enfermedad supone atravesar un duelo anímico que requiere transitar el tratamiento a veces con palabras y risas, pero en otras oportunidades en silencio.

Atravesada la etapa de tratamiento del cáncer, son los controles médicos los que suponen gran ansiedad y son movilizantes y generan mucho estrés.

—De acuerdo a su investigación. ¿A qué se aferra un paciente? ¿Dónde canalizar angustia o sentimientos?

—Primeramente debe haber un control interno emocional y de acuerdo a las prioridades individuales será la fe, las redes sociales o búsqueda de grupos de apoyo donde el paciente más buscará canalizar sus angustias. Pero sí es notorio que, en general, las personas experimentan un aumento en la necesidad de conectar con estas formas de apoyo espiritual, familiar y social.

—¿Se puede vincular el estado de ánimo con que encara la enfermedad y su tratamiento un enfermo con una posterior mejoría?

—Estoy convencido de que el estado de ánimo juega un rol importante en el tratamiento. Es un factor predictor en la adherencia al tratamiento y adopción de hábitos de vida saludable que mejoren la salud y obviamente encarar de forma positiva la enfermedad.

—¿Qué reflexión le merece la salud mental de un enfermo de cáncer y su entorno? ¿Se le presta atención?

—Las investigaciones resaltan que no se debe descuidar la salud mental de la persona con cáncer, entender que cada paciente tiene necesidades propias que deben ser cubiertas, que es importante que las personas con diagnóstico aprendan a regular adecuadamente sus emociones debido a las demandas emocionales que conlleva la enfermedad en sí misma y el tratamiento.

Si bien aún hay mucho por lograr en cuanto al cuidado de la salud mental de los pacientes con cáncer, cada día son más las instituciones de tratamiento oncológico que adhieren el acompañamiento de salud mental en su staff profesional. El trabajo multi e interdisciplinario ha demostrado ser más eficaz que los tratamientos de enfoque farmacológico únicamente.

Me gustaría agregar que este proyecto aún continúa en marcha en una etapa de acompañamiento para fomentar hábitos de estilo de vida saludable que favorezcan la salud física así también la salud emocional, resaltando que aún hay mucho que el paciente puede hacer y lograr en favor de su independencia y mejoría.

(UNO)