El veterano panadero de San Benito Américo Márquez, conocido como Ramón, murió en la madrugada de este sábado en el Hospital San Martín de Paraná. Cuando la familia recibió sus restos para velarlos en la sala de sepelios de la Cooperativa de Agua de su ciudad advirtió que la ropa pertenecía a Ramón, pero el cuerpo era otra persona.
Ante el reclamo, los obreros de la empresa Lamperti pidieron a su esposa y sus hijas que verificaran, porque ocurre a veces que tras una larga enfermedad los deudos desconocen al difunto. Pero la familia estuvo permanentemente junto a Ramón durante sus días de agonía, no había modo de confundirse.
El cuerpo volvió entonces de San Benito a Paraná en el mismo coche. En la morgue del hospital no supieron dar razones del error, y pidieron a las hijas de Ramón que reconocieran entonces el cuerpo.
Cuando dieron al fin con Ramón, los empleados del servicio desvistieron a uno para arropar al otro, y volvieron a San Benito, ahora sí, bajo supervisión.
Humilde, sereno, conversador, muy lúcido en distintos temas de la región, el septuagenario Ramón Márquez había perdido la vista y sufría varias dolencias, alguna de ellas vinculadas a las décadas de trabajo en hornos panaderos a alta temperatura.
Su esposa, sus hijos y demás familiares y amigos tomaron el episodio con indignación y comprensión al mismo tiempo. La ficción se hizo real. ¿A quién pertenecía el otro cuerpo que viajó a San Benito y volvió? Los Márquez no lo saben.